A menos de una semana de definirse el nuevo rumbo que tomará nuestro país con la elección del próximo Presidente de la República, se respira un nuevo aire de confianza por las tendencias electorales para la segunda vuelta presidencial de este domingo, que favorecen las candidaturas de Iván Duque Márquez y Marta Lucía Ramírez.

Como lo señaló el pasado jueves el Consejo Gremial Nacional al anunciar su respaldo a Duque: “la agenda reformista que propone (el candidato) se realizaría dentro de los cauces institucionales para inspirar un nuevo país en el marco de un Acuerdo por Colombia”. Podemos decir tranquilamente que con Duque no hay cabida para sobresaltos; que no le convienen a una nación que se proyecta con un importante crecimiento entre los países de la región, que ha logrado reducir sus índices de pobreza, que empieza a gozar de los beneficios de los acuerdos de paz y que además ha asumido nuevos compromisos para que su gestión pública tenga los más altos estándares.

Veo en las propuestas y en la persona de Iván Duque, la mejor opción a elegir para representarnos como Presidente de los colombianos. Hemos sido amigos y compañeros en el Senado, lo que me ha permitido comprobar el rigor moral y ético con el cual desempeña su trabajo, es un profesional de nuestra generación con sólida preparación en los temas económicos, que anuncia oportunidades a mujeres y jóvenes para la innovación y la imaginación creativa. Una persona con estirpe democrática y un gran compromiso para dirigir un gobierno de acuerdos o consensos a fin de unir más a Colombia.

De la campaña que ha realizado Duque junto a su equipo, resaltamos su enfoque que se ha centrado en las soluciones y no en los conflictos, lo cual anuncia para los colombianos un gobierno concentrado en los resultados, las reformas, la revisión del proceso de pacificación, y en el propósito de integrar las voluntades para hacer de Colombia una nación de progreso estable ante un mundo de nuevos desafíos.

Su compromiso con la diversificación de los bienes exportables, las nuevas fuentes de energías renovables, la denominada industria naranja y los incentivos para los emprendimientos y consolidación empresarial para el empleo, nos presenta una carta de navegación que nos permitirá seguir impulsando el crecimiento en todo el país.

Frente a una Colombia en la que el 61 por ciento de la ciudadanía estima que la implementación de la paz se encuentra mal encaminada, Duque ha asumido el compromiso de modificar, mediante consensos, los acuerdos pactados con las Farc para darles mayor solidez en su gobernabilidad.

Ha sido positivo ver como en estos últimos días se han consolidado nuevos respaldos alrededor de las propuestas de Iván Duque, tanto de congresistas, como de sectores empresariales y de amplias mayorías ciudadanas, quienes han reconocido a nuestro candidato como la persona adecuada para conducir el país durante los próximos cuatro años.

Como he venido sosteniendo, Colombia debe recuperar los niveles de crecimiento para ganar la lucha contra la pobreza y la desigualdad, para lo que necesitamos un gobierno comprometido que impulse nuevas reformas dirigidas a la equidad social y la estabilidad democrática. Contamos con Duque para promover este crecimiento que impone avanzar en la infraestructura, la adaptabilidad al cambiante mundo externo, el aumento de la productividad de los trabajadores y la diversificación de la oferta.

Con seguridad y confianza puedo decir que Duque tiene todas las capacidades para ser ese gran líder que nos lleve hacia la transformación productiva sin acudir a aventuras sin futuro. Necesitamos un gobierno que nos brinde tranquilidad, que nos dé las garantías y la certeza de que iremos por el mejor camino, por eso los invito a votar este domingo con una esperanza renovada por Iván Duque a la Presidencia, el hombre que pide Colombia.