El mal manejo en el Ministerio de Relaciones Exteriores ha ido saliendo a la luz en los últimos años; los nombramientos a dedo, la mala administración de los recursos, la improvisación de figuras y cargos en distintas embajadas, han dejado en el entredicho internacional la calidad del servicio exterior de nuestro país, al igual que ha puesto en riesgo la integridad del patrimonio público.
Entre las irregularidades que se han encontrado, hay casos de nepotismo y amiguismo que comprometen directamente a la Canciller Holguín. También, se evidencian casos de funcionarios provisionales que han excedido el limite legal de los cuatro años para permanecer en el exterior, y que con el propósito de eludir la acumulación de tiempo de permanencia han pasado de un país a otro como una burla a ley.
El desbordamiento en las provisionalidades ha tenido como efecto demandas legales que han sido falladas en contra del estado y terminado en nulidades, que no solo significan costos de defensa para el erario público sino también gastos oficiales por desplazamientos y otros motivos.
Los nombramientos de personas sin título profesional acreditado, la elusión de la Carrera Administrativa con favorecimiento de terceros existiendo candidatos idóneos en el servicio para llenar las vacantes, con fallos legales de nulidad decretados y el detrimento patrimonial, han estado a la orden del día en este ministerio.
Se ha pasado por encima de la carrera diplomática, sin tener en cuenta que ésta constituye la garantía de una prestación idónea de las actividades en el servicio exterior. Por su naturaleza compleja, tanto en los aspectos políticos, económicos y sociales en la interacción entre las naciones, así como el servicio a los colombianos y extranjeros que lo demandan en la vida diplomática y consular, tanto por personas como empresas y organizaciones, es indispensable el acumulado de conocimientos para la calidad de los servicios. Hoy no es aceptable la improvisación y la mediocridad en servicios que deben ser técnicos. No caben allí los caprichos y menos los abusos.
En varias oportunidades hemos citado a la Canciller María Ángela Holguín, para que explique en la Comisión Segunda del Senado, su actuación frente a esta importante cartera del Gobierno Nacional. Sin embargo, las “excusas” y las “comisiones al exterior urgentes de ultimo minuto” han sido la constante para evadir su responsabilidad.
No hay voluntad por parte del Ministerio para favorecer la transparencia, la participación ciudadana y el control del servicio exterior por parte del Congreso. Nuestro proyecto de ley 170 de 2016 Senado, con el que buscamos mejorar las calidades del servicio no ha podido culminar sus cuatro debates reglamentarios por oposición del Ministerio, que ha pedido su archivo cuando solo tiene pendiente su último debate en la plenaria de la Cámara de Representantes.
Este proyecto de ley es altamente conveniente para mejorar las calidades del servicio exterior y conduce a una mejor función de control institucional por parte del Congreso. No constituye riesgo de indebida interferencia en la función ejecutiva, pues lo que contiene es hacer obligatorio para los nombrados en la diplomacia un segundo idioma extranjero como el inglés; estudios básicos de Diplomacia no inferior a tres meses en una escuela especial cuya creación se ordena, y la participación del Congreso en el proceso selectivo de embajadores y cónsules generales, sin que esto afecte la discrecionalidad presidencial para nombrarles. Se trata de una audiencia especial para verificar las capacidades del candidato a embajador o cónsul general, que es práctica usual en numerosas naciones democráticas, y el deber de rendir informe de actividades al Congreso, lo cual tampoco desborda las leyes y la conveniencia nacional. Rendir cuentas está en la esencia de la función pública.
Este martes 17 de abril a las 10:00 de la mañana, tenemos programado una vez más el debate de control político a la Canciller Holguín en la Comisión Segunda del Senado de la República, esperamos que esta vez cumpla con su responsabilidad ante el Congreso.
Hay que poner freno a las ineficiencias e irregularidades detectadas, porque es la imagen de la nación en el exterior y los servicios de representación diplomática y consular los que están en juego.