No pasaron muchos días del espaldarazo internacional a la “Paz Total” que recibió el presidente Gustavo Petro en su visita a su homólogo francés, Emmanuel Macron, cuando llega un nuevo tropiezo para el proyecto bandera del Gobierno Nacional, cuya ley ahora enfrenta una demanda, en la Corte Constitucional por vicios de trámite en el Congreso. Un fallo que, si confirma la ponencia negativa, dejaría por el piso los avances alcanzados.
Mientras se da la sentencia de la Corte, se esperan los resultados del tercer ciclo de los diálogos con el ELN, que ha prometido la definición de los protocolos del cese al fuego bilateral y la participación de la sociedad, dos temas cruciales que anhelamos le den aliento a un proceso que se viene destiñendo por la poca muestra de voluntad y la resistencia a abandonar las armas por parte de los grupos ilegales y las bandas criminales, que en un inicio expresaron su deseo de participar en las negociaciones de paz.
Por otro lado, las recientes críticas de los Gobernadores por los vacíos y falencias del proceso, tienen su argumento en la escalada de la violencia y la desbordada crisis de seguridad que se viven en las ciudades del país. La proliferación de las actividades delictivas por parte de estos grupos tiene en jaque a los ciudadanos, quienes se encuentran en medio del fuego cruzado, invadidos de zozobra y miedo.
Situaciones como las guerras que presencian diariamente los habitantes de Buenaventura, por las disputas entre grupos, evidencian la necesidad que hay, de redireccionar el proceso para que verdaderamente se logre la negociación o el sometimiento de los principales grupos armados ilegales y bandas criminales. Si hay algo no podemos permitir es que se negocie el respeto a la vida y la seguridad del Estado, que deben ser fortalecidos para garantizar la democracia, la institucionalidad y la protección de los ciudadanos.
Una de las muestras de paz más esperadas en este proceso es el anuncio real del cese al fuego bilateral, con reglas claras y protocolos que incluyan los mecanismos de monitoreo y verificación. La restitución de la confianza de los colombianos en el proceso se dará en la medida que el ELN y los demás grupos, cesen las hostilidades contra la población civil, dejen de reclutar menores de edad, liberen a los secuestrados, y detenga la violación de los derechos humanos. Los colombianos demandamos acciones humanitarias que confirmen el deseo de “Paz total”.
La teoría político-académica señala que una sociedad en paz entrega sus mejores propósitos y esfuerzos al trabajo por el progreso social y económico, en desarrollo de programas justos y equitativos. De allí la importancia de buscar darle punto final a una de las páginas más tristes, dolorosas y complicadas del conflicto armado colombiano, que nos golpeó en todos los puntos cardinales durante las últimas seis décadas.
Son enormes los desafíos que la “Paz Total” tiene por sortear, desde los distintos frentes. Con la incertidumbre al máximo sobre su futuro, lo único que tenemos claro es que siempre hay que seguirle apostando a la búsqueda del fin del conflicto armado.