Al pactarse la integración del Partido de la U en la coalición del Gobierno Nacional del presidente Gustavo Petro, en ningún momento se convino la pérdida de la capacidad deliberativa, ni de independencia, ni de crítica del partido, lo que dejamos claro desde un principio. Es lo más elemental cuando actuamos guiados por nuestra ética ciudadana y mucho más justificable cuando asumimos la investidura como legisladores.
Nuestra decisión, como colectividad, de apartarnos de la coalición de gobierno para declararnos en independencia, se realizó bajo el precepto de que la autonomía de criterios y el debate forman parte del ideario y del actuar de cada uno de los miembros del Partido. En coherencia con los principios básicos que rigen a La U, acordamos que lo más conveniente es reservamos el derecho de apoyar o no las iniciativas del Ejecutivo, según se considere pertinente y de beneficio para los colombianos. Para la bancada, es fundamental seguir actuando de manera coherente y responsable, para así poder responder positivamente a las necesidades más apremiantes del país.
Pese a que trabajamos junto a los ministerios, en la discusión de los proyectos de reforma laboral y de la salud, no encontramos en el Ejecutivo la disposición de llegar a consensos. Al no incluir las propuestas y reparos que presentamos como colectividad, fue clara la postura del gobierno Nacional. Así las cosas, distanciarnos ha sido una decisión correcta. Jamás aceptaremos una camisa de fuerza que nos obligue a votar por aquellas propuestas que consideremos se encuentren en contravía de los intereses de los colombianos.
Hemos sido claros al afirmar que aprobaremos los proyectos que sean convenientes para el país, de igual forma, seremos inflexibles con rechazar las propuestas que resulten desfavorables para los colombianos. Seguiremos estudiando juiciosamente cada una de las iniciativas para que no se cometan errores, e impedir que se atente contra el interés público. Tenemos una obligación y responsabilidad con quienes como electores confiaron en nuestra capacidad de gestión y de crítica sana, para evitar distorsiones, omisiones y equivocaciones en cualquier nivel del Estado colombiano. No daremos ni un paso atrás en ese compromiso.
En mi condición de Senador de la República y como congresista de la Costa Caribe y de las regiones que se sienten en desventaja respecto de las políticas que se originan en el centro del país, respaldaré sin odios ni zancadillas los planes y propuestas que beneficien a los Colombianos, así como también haré el control político frente aquellos aspectos de la mecánica estatal que pierdan el rumbo y no sean consecuentes con lo que esperan las mayorías.
En medio de los múltiples conflictos que se viven en Colombia, las dificultades económicas en aumento y las brechas sociales que se amplían, el país demanda el desarrollo de un ejercicio democrático transparente, independiente, inclusivo y riguroso, con parlamentarios que interpreten correctamente el sentir de los colombianos, y construyan futuro. La agenda legislativa debe mantenerse marcada por un constante control político al ejecutivo que promueva la democracia y el estado social de derecho.
Desde La U continuaremos fijando criterios de civilidad política. Somos un partido conformado por hombres, mujeres y jóvenes deseosos de aportar y construir un país en paz, con cimientos sólidos para el desarrollo económico y social.