ROBUSTECER EL TRANSPORTE AÉREO

miércoles, 05 de abril de 2023 a las 07:00 AM Columnas

Todas las señales enviadas por la industria aérea nacional indicaban la llegada de una inminente crisis, lo que no imaginábamos era el efecto dominó con el que arrasaría durante una de las temporadas del año más importantes para el turismo nacional, la Semana Santa, y mucho menos el engaño al que serían sometidos los usuarios, por parte de las aerolíneas Viva Air y Ultra Air, que hasta el último día vendieron tiquetes.

El difícil momento que atraviesa el transporte aéreo en Colombia es un reflejo de lo que está ocurriendo a nivel mundial. Es conocido por todos que a partir de la suspensión de vuelos en medio de la pandemia del Coronavirus, inició el vía crucis para la industria aérea, que aún busca la manera de sobrevivir en medio de los desafíos legales, financieros y políticos de cada país.

No haber previsto lo que ocurría en el mercado nacional, en medio de un complejo panorama de aumento de precios en el combustible, que representa el 50% de los costos operativos; de una inflación en constante crecimiento, que al mes de febrero llegó al 13,28%; así como de una alta devaluación del peso frente al dólar, le está pasando una costosa factura a la industria aérea nacional.

Que el Gobierno eliminara, en este contexto, la reducción transitoria establecida durante la pandemia del impuesto sobre las ventas (IVA) del 5% y lo retornara al 19%, tampoco ayudó a la ya crítica situación, y por el contrario, contribuyó a la disminución de pasajeros, una de las principales causas por las que las aerolíneas de bajo costo Viva Air y Ultra Air suspendieron operaciones.

Si bien se conocía sobre la difícil situación por la que atravesaban las dos empresas, la poca transparencia con la que actuaron, hizo de esta una crisis mayor. Una semana antes de su cierre, la aerolínea Ultra Air, anunció el retorno de sus operaciones con normalidad, tras haber superado su ‘crisis financiera’, dándole la confianza a los usuarios para seguir adquiriendo tiquetes. Sin embargo, tal y como sucedió con Viva Air, un mes antes, de un día para otro y sin mayor explicación, suspendieron sus servicios, dejando a miles de pasajeros a la deriva. Un juego sucio con los usuarios.

Mientras que las autoridades aéreas colombianas adelantan investigaciones y la cartera de Transporte estudia la posibilidad de instaurar acciones penales, miles de usuarios exigen el restablecimiento de sus derechos. Aunque, el Gobierno Nacional ha desplegado varias medidas para afrontar la crisis, todavía son muchos los afectados. Es urgente que los entes de control intervengan para darle garantías a los ciudadanos y compensar a los afectados.

Proteger el transporte aéreo es clave para mantener el desarrollo y dinamismo de la economía nacional. Además de ser uno de los principales motores del turismo, el aeronáutico es uno de los sectores que más ingresos aporta al país, con US $2.2 mil millones del PIB, y la generación de más de 32.700 empleos directos y unos 253 mil indirectos en sectores conexos, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés).

En medio de este escenario, preocupa el riesgo de monopolio al que queda expuesta la industria aérea en Colombia. Recordemos que en 2017, durante el paro de pilotos, la posición dominante de Avianca en el sector aeronáutico nacional, nos puso en aprietos, por lo que se hace necesario el establecimiento de nuevas políticas aéreas, que nos permitan contar con un mercado sostenible, competitivo y con una mayor oferta. 

Colombia necesita robustecer el transporte aéreo con una clara política de cielos abiertos que promueva una competencia equilibrada y la llegada de nuevos operadores aéreos que le ofrezcan a los usuarios mejores tarifas, un mayor número de sillas, destinos, rutas y frecuencias. La diversificación de la oferta aérea es una necesidad que no se debe retrasar más para lograr nuevas oportunidades comerciales y de negocios.