Independientemente de los gobiernos que han regido los últimos 20 años, Colombia y Estados Unidos logran estrechar lazos y consolidar una alianza que sirve para fortalecer el comercio bilateral, así como profundizar la lucha contra el terrorismo y el tráfico de drogas ilícitas.
Estoy convencido de que la tónica entre los dos países debe ser la ampliación de la cooperación de mutuo beneficio en esos tres temas, así como la exploración de otros aspectos en protección medioambiental, energías limpias, la ciencia y la tecnología, el emprendimiento y la innovación, en procura del crecimiento económico y el progreso social que son necesarios para el empleo y el desarrollo sostenible.
Sin lugar a dudas el manejo adecuado de las relaciones con los Estados Unidos, nos ayuda a proyectar un país en donde se mantiene y permanece la paz en aras de multiplicar la inversión pública y privada, enriquecer la democracia, incentivar la inclusión, erradicar la pobreza y tener un mejor clima de justicia y equidad social.
Es claro que hoy debemos establecer el equilibrio del vínculo con los Estados Unidos, al tiempo que diversificamos la agenda con el coloso norteamericano porque si bien ha sido y es importante su apoyo en la guerra contrainsurgente y el combate a los carteles de la droga, tenemos que concentrar esfuerzos que nos ayuden a ser mucho más exitosos en el tránsito hacia el posconflicto.
Coincido con los analistas que destacan una década de aplicación del Plan Colombia como factor fundamental para que los Estados Unidos nos consideraran un caso exitoso de reconstrucción estatal, dejando de ser una amenaza para para la seguridad y la estabilidad regionales.
En ese contexto nos hemos ubicado dentro del grupo de los países emergentes, con lo cual Colombia puede mostrarse como un aliado confiable que merece ser objeto de relaciones bilaterales más equilibradas y de una agenda más diversa.
Dentro de esta perspectiva cabe mejorar el ámbito de aplicación del Tratado de Libre Comercio, que para el caso colombiano significó la apertura de un mercado de más de 300 millones de personas. Nuestra diplomacia comercial es fundamental para terminar de derrumbar barreras que se han venido oponiendo a extender los beneficios del TLC.
En un mundo en el que deben primar las buenas relaciones con los vecinos y demás naciones en otros continentes, los Estados Unidos dejan de ser el epicentro de nuestro enfoque internacional aunque considero que el equipo diplomático debe ser más proactivo e incisivo en la ampliación de la agenda bilateral con este país, en procura no solo de confirmar una ayuda de 400 millones de dólares del gobierno del Presidente Trump, sino de incorporar a los temas de alianza el llamado posconflicto y el desarrollo económico duradero y equilibrado a largo plazo.
Sin lugar a dudas la seguridad, el libre comercio y los derechos humanos permanecerán gravitando en las relaciones colombo-estadounidenses pero si no hacemos nuestros mejores esfuerzos nos vamos a quedar en una jurisdicción en la que bilateralidad se hace miope respecto de otros campos de acción.
Las conclusiones del encuentro del pasado mes de mayo entre el Presidente Donald Trump y su homólogo de Colombia Juan Manuel Santos, nos indican que sigue el buen ánimo para madurar las relaciones bilaterales, al punto que el Jefe de Estado del Norte no vacila al señalar a Colombia como “uno de nuestros aliados principales, uno de los más cercanos en el hemisferio”.
En el marco del propósito de mantener unas relaciones cordiales, la reunión Trump – Santos sirvió para formalizar un acuerdo mutuo en favor de la paz y alrededor de la necesidad de combatir el narcotráfico, reduciendo los cultivos de coca que se han duplicado en el último año.
Superada esta reunión, que fue la tercera del Presidente Trump con un presidente latinoamericano, quiero invitar a que desde la Comisión II del Senado de la República examinemos la instalación de unas mesas de trabajo en coordinación con la Embajada de los Estados Unidos en Colombia, que nos permitan estudiar en los frentes político-diplomáticos las opciones que pueden manejarse para hacer mucho más fuerte y ventajosa la alianza entre los dos países. Por favor escríbame a jname@josename.com