Interpretando el sentir de la mayoría de los colombianos y mis propias convicciones, hoy anuncio que no votaré la Reforma Tributaria, tal como la ha planteado el Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, por una consideración muy elemental: No se puede seguir cargando con más impuestos a las familias colombianas.
Estas reflexiones y planteamientos que hago hoy, ante el exabrupto de gravar con el IVA los 405 artículos de la canasta familiar, de los cuales 176 son productos o gastos básicos según el DANE, no significa en modo alguno un acto de oposición política a ultranza sino de un acto racional, mi posición crítica, con carácter constructivo y con un alto contenido de justicia social, enfocado en la búsqueda del bienestar y la tranquilidad de los colombianos.
Y es que basta con leer y mirar las definiciones y la lista del DANE sobre lo que significa y contiene la Canasta familiar, para hacer un avalúo del impacto que tendría el IVA indiscriminado sobre lo que técnicamente se describe como “un conjunto de bienes y servicios que son adquiridos de forma habitual por una familia para su sostenimiento, en cuanto a su composición (número de integrantes) y con unas condiciones económicas medias”.
Ahora bien; tomando como base la lista de contenidos que el DANE le aplica a la Canasta Familiar que tal como lo dijimos al comienzo “está compuesta por 405 artículos, de los cuales 176 son productos o gastos básicos, algunos de cuyos gastos son: arriendo, servicios públicos (agua, luz, teléfono) y alimentos”, tenemos un panorama que a simple vista no convoca a la más ligera posibilidad de aprobación o apoyo.
Peor aún si vemos la lista de algunos de los productos alimenticios que relaciona el DANE en la Canasta Familiar, los que serían objeto del IVA, tales como Lácteos (leche, queso, yogurt, suero, mantequilla, cuajadas, etc), Carnes (pollo, cerdo, ternera, etc.), Huevos, Frijol, judías, alubias, lentejas, Cereales (maíz, trigo, arroz, pan, pastas, etc.), Azúcares, Grasas (aceite vegetal o manteca, etc.), Verduras (tomate, cebolla, perejil, coliflor, cilantro, etc), Frutas (manzana, naranja, fresas, uva, sandía, melón, etc.), Café, Sal de mesa, entre otros.
Estoy seguro que a ningún colombiano se le habría ocurrido pensar y mucho menos calcular o proyectar un incremento de semejantes proporciones en el costo de vida. Por ello hoy anuncio que no votaré la reforma así planteada, incluido el “amortiguador” de las devoluciones, no muy claras aún, sobre las que habría que establecer como funcionaría ese mecanismo de devolución y calcular, con la misma precisión con que se anuncia la aplicación del IVA, cuanto le costaría al Estado esa gigantesca operación bancaria para devolver el IVA a los más pobres y cuánto tendrían que sufragar los presuntos beneficiados de las devoluciones por esas operaciones bancarias.
Temas no considerados, tal vez “menores”, como la compra (o fiao) bien minorista por cierto, consistente en media libra de arroz, medio cuarto de aceite, tres huevos y tres guineos, para preparar un “arroz al puente”, uno de los platos “fuertes” a los que apenas puede acceder una familia de bajos recursos conformada por padre, madre e hijo(a), se encarecería en cifras astronómicas para ellos, porque tendrían que pagar la arbitraria porción del IVA que le cobraría el tendero que le pagaría al mayorista, con el agravante de que resultaría muy incierta en la práctica y en el tiempo la devolución de los pesos que tendrían que retornarles según la fórmula de Carrasquilla.
También, resulta preocupante que se busque implementar como“medida de impluso económico”, el bajarle los impuestos a las empresas y subirselos a las personas naturales, esto puede que funcione en países como Estados Unidos pero no en un país como el nuestro en el que hay una amplia brecha de desigualdad, en el que aumentar impuestos sería un gran golpe para la clase media y las familias más pobres.
Es por esos hechos fehacientes, prácticos e indiscutibles, por los cuales anuncio que no votaré esa Reforma Tributaria. Definitivamente, no se puede seguir cargando con más impuestos a las familias colombianas.