La actual coyuntura energética exige acciones inmediatas y contundentes encaminadas a garantizar la confiabilidad del sistema y así evitar un apagón o posible racionamiento de energía en el país. Con la capacidad de los embalses en vertiginoso descenso y un Fenómeno de El Niño que persiste, aumenta la vulnerabilidad en los servicios públicos esenciales, provocando una gran angustia nacional, que está más que justificada.
En materia de energía eléctrica, además de lo que ocurre con la prestación del servicio en la Costa Caribe y la crisis de las comercializadoras, existen otros factores circunstanciales como el climático que inquietan por su fuerte impacto en lo productivo y lo social. De ahí que la advertencia lanzada el fin de semana por XM, operador del Sistema Interconectado y el administrador del Mercado de Energía Mayorista de Colombia, por los bajos niveles de los embalses, sea un asunto de capital importancia, debido a las incalculables pérdidas económicas, y la crisis social y política que se desencadenaría un apagón nacional.
Con los niveles de los embalses por debajo del mínimo histórico de los últimos 20 años, ubicados en un 31.5% según XM, las alarmas resuenan, y nos toca a la puerta el fantasma del apagón eléctrico. No ha habido una precaución y una racionalización del agua por parte del Gobierno y por eso los embalses bajaron dramáticamente. Con una demanda creciendo a un ritmo insostenible y una oferta cada día más limitada, es inaplazable desarrollar, desde todos los sectores, acciones y programas orientados a la conservación del agua y el ahorro de energía.
Si bien el Ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, ha despejado la posibilidad de un apagón eléctrico en Colombia, no podemos confiarnos, mucho menos ignorar que la inestabilidad en el tiempo hace que los precios estén sujetos a maniobras especulativas a través de la Bolsa Nacional de Energía, hecho que no puede ser descuidado a los ojos de la intervención oficial. Por estar atenidos a las lluvias, hemos llegado a este punto. Ya estamos en la hora cero y hay que evitar un racionamiento en el suministro de energía.
El panorama es preocupante si tenemos en cuenta que la oferta de gas no es la misma de antes y los generadores térmicos, golpeados también por los altos precios del energético, no pueden hacer el mismo aporte que hacían antiguamente en momentos de sequía. No podemos permitir que la falta de previsión y no contar con la provisión de gas natural suficiente para las plantas térmicas nos conduzca a racionamientos.
Si hubiésemos sido más eficientes en el funcionamiento de las energías renovables, no estaríamos corriendo base en estos momentos. Estamos pagando las consecuencias de los retrasos en el que incurrimos.
Hemos realizado un llamado urgente al Gobierno Nacional para que, sin privilegiar a las hidroeléctricas, se implemente un plan que evite un posible racionamiento de energía en el país. Hay que cuidar la poca agua disponible y encender todo el parque térmico. Sabemos que al gobierno no le gusta la generación con energía fósil, pero si no se toma una pronta decisión y se establecen medidas para evitar un problema mayúsculo, en pocos días tendremos los temidos racionamientos. ¡La energía más cara es la que no se tiene!