El tema que concentra la atención del país es el reinicio de los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una nueva página que se empieza a escribir desde otro punto de la historia. Ahora, con el liderazgo en las negociaciones de un Gobierno de izquierda, empiezan a revivir las esperanzas de poder darle fin a casi seis décadas de conflicto. Sin embargo, son enormes los desafíos que habrá que sortear para lograr un acuerdo con esta guerrilla, el primero de ellos, que el grupo armado manifieste con hechos su voluntad política de concretar un exitoso proceso.
La restitución de la confianza de los colombianos en el proceso se dará en la medida que el ELN cese las hostilidades contra la población civil, libere secuestrados, y detenga la violación de los derechos humanos en los departamentos Norte de Santander y Arauca, que se encuentran en la frontera con Venezuela, así como en Nariño y Chocó, donde las comunidades sufren el azote de la violencia. El país demanda acciones humanitarias que confirmen el deseo de una “Paz total” por parte de este grupo armado.
Con la elección de un diverso grupo de negociadores en el que se incluyó el liderazgo de mujeres conocedoras de la realidad nacional, se envió una señal positiva que refrenda el importante papel que jugará este equipo. Falta conocer los representantes de las víctimas y las comunidades que se esperan participen en la mesa de diálogo.
Así como fue de importante y trascendental el proceso de paz que lideró el Presidente Santos, esperamos que lo sea este nuevo acuerdo en cabeza del Presidente Petro, para que se termine de sellar la reconciliación y el regreso del país a la senda de una política sin armas, que conlleve a mejorar el bienestar social y económico. La paz y el desarrollo socioeconómico son sueños irrenunciables y tenemos confianza en seguir luchando por ellos en medio de las diferencias que son propias en una democracia como la nuestra de antigua tradición en América Latina.
Esperamos que pronto se empiecen a dar resultados, que ningún sector se sienta atropellado en sus derechos y que tanto el Estado como la guerrilla y las víctimas que esperan el resarcimiento y una nueva oportunidad para mitigar el dolor de una guerra infame, al igual que el resto de la Nación, puedan conformar un verdadero equipo de reconstrucción de patria. En todas y cada una de las etapas que ha tenido y tiene la reconciliación nacional, hemos podido expresar nuestro acuerdo y desacuerdo con el conjunto de iniciativas presentadas, y esta no será la excepción. Estoy convencido de que retomar las conversaciones Paz con el ELN, era impostergable e inevitable.
La primera muestra de paz, la esperamos en este diciembre con el anuncio del cese al fuego bilateral. Una reconciliación más amplia y completa, nos invita sin lugar a dudas a mantener la mentalidad optimista y a confiar en mejores tiempos para nuestro país, que tendremos un futuro sin el dolor y la sangre del pasado.