UN PLAN DE CHOQUE EN EL CARIBE PARA IGUALARNOS RáPIDO CON LA NACIóN

lunes, 08 de enero de 2018 a las 07:07 AM Columnas

En el Caribe hemos venido construyendo e impulsando desde hace más de una década el alegato para que se ponga en ejecución un plan de choque que acabe con las brechas sociales y económicas entre las regiones de mayor desarrollo en el país y la nuestra.

El argumento de conveniencia nacional para este plan de choque es que si no hay mayor desarrollo en los territorios más atrasados, especialmente el Caribe, el conjunto de los indicadores nacionales sigue mostrando desigualdades que mantienen a Colombia entera donde no quiere estar en el concierto mundial y latinoamericano.

El argumento de justicia es que no es ético que en pleno siglo XXI se mantengan situaciones en términos de desarrollo relativo que ya la historia superó.

La movilización por políticas favorables para resolver disparidades cumple un siglo el año próximo, si se tiene a la Liga Costeña de 1919 como el antecedente que nos recuerda que la concentración centralista ha sido causante de atraso progresivo en el Caribe. El centralismo no es causa única pero nadie debe dudar de sus efectos perversos.

Este 2018 debe ser, entonces, oportunidad para subir el tono en el alegato caribe. En el primer semestre nos convocan las elecciones para Congreso, Presidente y Vicepresidente. No hay duda que la agenda social, de infraestructura, seguridad e instituciones para la región tiene los suficientes motivos para buenas u óptimas decisiones políticas, de manera que sobre los compromisos confiables, tanto en los contenidos como en quienes los asumimos, es que hay que ir a las urnas. El voto es el que determina en las democracias el rumbo de las naciones.

Posteriormente, hasta junio de 2019, la tarea pendiente estará referida a las definiciones en el Plan Nacional de Desarrollo y las actividades correspondientes al plan de choque.

Partimos de que el Caribe ha venido mejorando en sus indicadores sociales y económicos, si se comparan las cifras de hace 20 años pero persiste el desaprovechamiento de sus potencialidades, por ejemplo, en agroindustria, turismo, logística y capacidades humanas, entre otras, porque las inversiones que se apropian son insuficientes, los procesos para las obras publicas y servicios son más demorados (caso del rio Magdalena y electricidad), no se aprovecha el talento humano regional y persiste el desdén histórico centralista con argumentos explícitos o implícitos injustos y hasta desobligantes.

No partimos de cero. Políticas de Estado que transformen nuestra realidad tienen ya terreno ganado. Es el caso del actual Plan de Desarrollo en cuanto tiene como estrategia territorial para el Caribe la erradicación de la pobreza y generar prosperidad. También fue creado hace siete años el Fondo de Desarrollo Territorial del Sistema de Regalías para favorecer especialmente a las zonas más atrasadas del país. El alegato Caribe, para sintetizar, tiene sentadas sus bases como política sostenida.

Toca determinar, en consecuencia, las siguientes metas y definiciones en materia de políticas de desarrollo y proyectos concretos con sus fuentes financieras.

Insisto por ello en que el debate político electoral en marcha se salga de la retórica que no conduzca a las definiciones concretas sobre necesidades concretas, teniendo en cuenta las preferencias temáticas que expresan los ciudadanos, como son empleo, salud, corrupción, seguridad, educación y vivienda.

Dado que ya están claras las brechas que hay que cerrar en el Caribe respecto de la nación lo que urge es profundizar las acciones y he ahí la pertinencia del plan de choque que nos iguale con el resto de Colombia.

Hay objetivos. La propuesta del movimiento Casa Grande Caribe, que consiste en priorizar nutrición, agua, salud y educación, más el agregado de un mayor esfuerzo fiscal territorial, es respetable. Buen foco. Nos ubica en la línea de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en materia de justicia social.

Adicionalmente, la región exige, para bien de la nación, mayor celeridad en infraestructura productiva. Una necesidad es dar certeza en energía y comunicaciones, que son servicios que generan riqueza o empleo y calidad de vida.

Si se reconoce un potencial en el agro, ¿qué de inversiones ciertas para el aprovechamiento del agua? ¿en acceso tecnológico y capital? ¿en vías para el transporte de la producción?

Un plan de choque para el Caribe tiene sentido si ya se tiene como política el criterio de que el desarrollo nacional emerge del desarrollo de los territorios. No fue fácil que los centralistas aceptaran en casi un siglo de luchas, aun cuando fuera intermitente, esa realidad económica para ajustar políticas de desarrollo.

Por eso, en el Caribe no debemos permitir que haya marcha atrás en la concepción del desarrollo y su correspondiente modelo económico a partir del desarrollo territorial sino que, por el contrario, hay que exigir que haya efectiva concreción de ese desarrollo territorial. Para eso se deben definir pronto los elementos de ese plan de choque que necesitamos urgente para igualarnos rápido.

Ideas tenemos. Bases teóricas tenemos. Las necesidades ya están identificadas. ¿Voluntad política en los actores nacionales de otras regiones? Este es el debate que proponemos para ya en el Caribe.

Llevamos ya un siglo de atraso progresivo, pues a principios del siglo XX los ingresos per cápita de la región eran iguales al promedio nacional pero ya tenemos departamentos en que dichos ingresos se han reducido a la mitad del promedio nacional.

Para cerrar brechas, no hay duda, lo justo y conveniente es un plan de choque con fines de igualdad. Pero, ojo, que no se quede en el papel otra vez.

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