El buen momento por el que transita la industria gasífera en el país, fue ratificado con la reciente noticia del mayor hallazgo de gas natural en 30 años, realizado en aguas profundas del mar Caribe colombiano frente a Santa Marta. Además de plantear un mejor panorama sobre las perspectivas de las reservas de gas en el territorio nacional, el extraordinario descubrimiento coloca sobre la mesa la discusión acerca de la ruta de exploración y producción, por la que debe seguir avanzando el sector para acompañar una transición energética segura.
El anuncio del descubrimiento de una acumulación de gas natural con el pozo exploratorio Uchuva-1, perforado en aguas profundas en Colombia, a 32 km de la costa y a 76 km de la ciudad de Santa Marta, con una columna de agua de aproximadamente 830 metros, realizado por Ecopetrol y Petrobras, aleja un poco el fantasma de la importación de gas que venían preocupando al sector, e incrementa las perspectivas de desarrollo de una nueva frontera de exploración y producción en el Caribe colombiano, tal y como asegura la petrolera estatal.
Aunque el futuro de la industria del gas natural en Colombia es alentador y las nuevas estimaciones son excepcionales, existe una gran incertidumbre en el sector por el camino que trazará el nuevo Gobierno Nacional, que ha anunciado la suspensión de los proyectos de exploración de hidrocarburos en el país.
En el tintero, también se encuentra la herencia que dejó el Gobierno de Iván Duque con el proyecto de construcción de la planta Regasificadora del Pacífico en Buenaventura, sobre el que hemos alertado por su inconveniencia, los cuestionables estudios que lo justifican, la afectación ambiental que produciría y la sobretasa que se le cobraría a los usuarios de gas natural de todo el país para su financiación. El nuevo descubrimiento en Uchuva y las cifras de las reservas probadas del energético a diciembre de 2021, que pasaron de 7.7 a 8 años de autosuficiencia, que es equivalente a 3.16 Terapies Cúbicos (un 7 % de reservas probadas más que las registradas a diciembre de 2020), aclaran el panorama y reducen la necesidad de una regasificadora.
Con un costo de vida en aumento, que el pasado mes de julio alcanzó los dos dígitos, una cifra histórica jalonada principalmente por las alzas en alimentos y servicios públicos, desamparar la industria gasífera del país, sería un error grave, que causaría un fuerte impacto en la economía de los colombianos. Si bien la tendencia mundial hacia la descarbonización crece de manera vertiginosa, es equivocado pensar en abandonar el mercado nacional del gas, por lo que resulta un desacierto darle la espalda a la industria y desaprovechar las oportunidades que representa para el restablecimiento económico.
Insistimos al Presidente Gustavo Petro en no echar por tierra lo logrado hasta hoy y seguir fortaleciendo el sector, a través de planes de crecimiento, exploración, y explotación de hidrocarburos, sobre todo teniendo en cuenta que el gas natural es un combustible clave en la transición energética y uno de los de mayor demanda en el mundo. Apostarle al fortalecimiento de la industria interna, priorizando el desarrollo de los abundantes recursos que existen costa afuera y en tierra, es clave para garantizar nuestra autosuficiencia energética, y la recuperación de la economía colombiana.