Con el paso de los días, se agudiza la crisis en la subregión de La Mojana, que enfrenta una nueva emergencia tras el reciente rompimiento del chorro Cara e’ Gato, en San Jacinto del Cauca (Bolívar). Sin dar tregua, el río Cauca está dejando bajo las aguas, poblaciones que aún no se recuperan de las últimas inundaciones ocasionadas en el mes de agosto de 2021.
Al drama que viven miles de familias damnificadas en medio de los destrozos de sus casas, se suma la escasez de alimentos, el aumento de las enfermedades, la incertidumbre sobre el futuro de la región y el temor de que suceda una catástrofe mayor. A finales de 2021, más 155.000 personas, equivalentes a 39 mil familias, fueron reportadas como damnificadas en La Mojana, según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD). Una tragedia que no cesa y que, con los últimos acontecimientos, amenaza con recrudecer.
Para los agricultores y ganaderos de la región, la situación también ha sido crítica; las aguas desbordadas han ahogado 34.721 hectáreas de cultivos y a miles de cabezas de ganado, causando incalculables pérdidas. Los gremios reclaman ayudas por parte del Gobierno Nacional para evitar la quiebra, luego de tantos meses sin poder sembrar, ni alimentar a sus animales. El municipio San Benito Abad (Sucre) es uno de los más afectados, con 13 de sus 20 corregimientos inundados, por su parte, Córdoba no se queda atrás, en Ayapel, Cereté, Tierralta y San José de Uré, ya se declararon en calamidad pública, debido a las intensas lluvias registradas en los últimos días.
Las ‘megabolsas’ llenas de arena, instaladas por los contratistas de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, como barrera de contención, quedaron destruidas ante la corriente del río Cauca, que arrasó el ‘trabajo’ que se había adelantado desde el año pasado, dejando graves inundaciones en Córdoba, Sucre y Bolívar. En definitiva, el jarillón de protección resultó ser: ¡Un rotundo fracaso!.
Desde octubre del año pasado, he venido expresando mis dudas sobre las intervenciones realizadas por la UNGRD en el sector Cara e’ Gato, que resultaron insuficientes y una gran pérdida de dinero. Los $20.000 millones invertidos para prevenir las inundaciones en La Mojana fueron arrasados por el río, confirmando las críticas sobre la mala planificación y ejecución, así como los cuestionamientos acerca de la elección de los contratistas y la lentitud de los trabajos, que desde hace tiempo vienen realizando los gremios y las comunidades.
Preocupa que las nuevas obras de dragado en el canal de La Esperanza que se desarrollarán a 2 kilómetros de Cara e’ gato, con una inversión de 10 mil millones de pesos, no cumplan su propósito de retornar el río Cauca a su cauce original, y terminen en lo mismo por la negligencia de los contratistas y la laxitud de la UNGRD. Pedimos a la Procuraduría General de la Nación y a la Contraloría General de la República investigar y revisar con lupa las cuestionadas contrataciones que ha realizado la UNGRD; se requiere especial vigilancia a la destinación de los recursos que se están invirtiendo en esta obra debido a los incumplimientos y las fallas que se han presentado.
A la compleja situación, hay que añadirle la llegada del invierno en la región Caribe y el aumento de las lluvias en el interior del país, que se proyecta para este trimestre. Las exigencias de los habitantes de La Mojana y los justificados reclamos, deben ser atendidos por el Gobierno Nacional, de manera rápida, acertada y efectiva, de tal forma que se logre mitigar la crisis en el corto plazo, antes de que ocurra una tragedia de mayores proporciones.