COLUMNA LA REPÚBLICA

sábado, 19 de febrero de 2022 a las 07:00 AM Publicación

El proceso de transición a la economía circular en Colombia muestra importantes avances. Sin embargo, alcanzar un modelo de desarrollo económico basado en la sostenibilidad requiere grandes esfuerzos y mayores acciones enfocadas en aumentar la capacidad de aprovechamiento del país e involucrar a todos los actores de la sociedad hasta empoderarlos de los aspectos esenciales de este innovador concepto. Sepultar los actuales patrones lineales que se centran en extraer, consumir y desechar no es una tarea fácil.

Uno de los principales desafíos que tienen los países del mundo que le están apostando a este cambio de sistema es lograr que más empresas pero sobre todo que más ciudadanos emprendan el camino hacia la economía circular, con una clara conciencia de su papel como generador de residuos. Si algo aprendimos en la pandemia es que somos capaces de adaptarnos a nuevas realidades, así que un cambio real en el sistema productivo no debe quedarnos grande.

En Colombia se producen cerca de 12 millones de toneladas de basura al año, y solo se recicla en promedio 16,5%, según cifras de la Superintendencia de Servicios Públicos. Situación que ha generado alertas sobre el colapso de varios rellenos sanitarios en el país y el pronto cumplimiento de la vida útil de muchos de ellos.

Por su parte, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) asegura que si Colombia continúa en la misma dinámica de generación de residuos, en el año 2030 tendrá emergencias sanitarias en la mayoría de las ciudades y una alta generación de emisiones de gases efecto invernadero, lo que afectaría gravemente la calidad del aire. Así las cosas, es preciso seguir avanzando en el cierre de la brecha en reciclaje y la reutilización de materiales, somos una sociedad que no recicla y peor aún que no reduce.

La protección al medio ambiente es uno de los beneficios más importantes de la economía circular, lograr la implementación de nuevos modelos de desarrollo bajos en carbono dentro de las lógicas nacionales se ha convertido en un aspecto fundamental para el cumplimiento de los compromisos con la Agenda 2030 y el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 12 sobre producción y consumo responsable.

La crisis logística mundial ha dejado en evidencia las debilidades que enfrentamos por la alta dependencia de las importaciones de commodities. De acuerdo a un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), la dependencia de materias primas de Colombia, que incluye energía, minería y productos del agro sin transformación, alcanza 80,6% del total de exportaciones. Condición que en los últimos meses, nos ha dejado vulnerables y con fuertes afectaciones económicas, debido a la volatilidad que han tenido los precios de los suministros por la crisis global. Una razón más para acelerar la transición hacia una economía circular.

Hay que reconocer el trabajo que viene adelantando el Gobierno Nacional en cabeza del Ministerio de Ambiente, para la promoción y desarrollo de la circularidad. La implementación de políticas públicas como la Estrategia Nacional de Economía Circular, lanzada en 2019, nos ha ubicado como país líder en América Latina, pero todavía estamos en pañales. La consigna debe ser continuar avanzando, sin escatimar esfuerzos, para cumplir el propósito de convertirnos en una de las tres economías más competitivas de la región para 2030.

Publicado en: La República