La nueva ola de protestas sociales anunciadas en el país, preocupan no solo por las consecuencias negativas que han dejado las anteriores movilizaciones masivas, sino también por el componente político en las que estarían enmarcadas. Intenciones e intereses particulares podrían estarse escondiendo detrás de estas manifestaciones, convocadas a 10 días de las elecciones de Congreso y consultas internas.
Que el Comité Nacional del Paro y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) llamaran a marchar, unos días antes de las elecciones, genera muchas inquietudes. Sobre todo si tenemos en cuenta que anteriormente la politización de las protestas, ha sido uno de los principales cuestionamientos a algunos líderes visibles del paro, que precisamente hoy son candidatos al Congreso, así como también a figuras políticas que han utilizado los reclamos sociales para pescar en río revuelto.
El autoelegido comité, que dicho por muchos sectores, no representa la lucha de quienes han salido a marchar con esperanzas de cambio, se encuentra conformado, principalmente por personas con salarios altos y claros vínculos políticos, que están usando el descontento social para encender el país y mover la aguja a su favor. Un absoluto despropósito, más en estos tiempos en los que se busca la recuperación y reactivación de la economía nacional.
Si bien la carestía de los productos de la canasta familiar, una de las razones por las que se convoca el paro, es una creciente preocupación en el país, esta es consecuencia de una serie de eventos coyunturales, que se están presentando a nivel mundial, como los elevados costos del transporte marítimo, la escalada del dólar, el incremento de los precios internacionales de las materias primas y de los combustibles, entre otros. Por lo tanto, es irresponsable usar esta problemática, que a su vez está sacudiendo a grandes potencias mundiales, para con engaños buscar desestabilizar la institucionalidad.
No hay que olvidar las graves consecuencias que dejaron las extendidas manifestaciones y bloqueos del año pasado. Según Fedesarrollo, solo durante el mes de mayo del 2021, el paro nacional dejó pérdidas entre los $4,8 y $6,1 billones. Olvida el comité del paro que el año pasado cuando bloquearon las principales vías del país, en algunas regiones hubo desabastecimiento de alimentos, incrementos y desperdicios de productos. Situación que marcó el inicio del fenómeno inflacionario en Colombia.
Sin duda, apoyamos la protesta pacífica, que se enmarca en las demandas sociales y el reclamo válido de los ciudadanos, pero nunca estaremos de acuerdo con que se utilice este derecho para que a costa del aparato productivo, la educación, el empleo, y la movilidad de los colombianos, se juegue con el futuro del país. Estamos en medio de una tormenta perfecta, en la que se está manipulando a las personas de manera irresponsable para hacer politiquería.
Hay que seguir luchando por derrotar los profundos problemas de desempleo, desigualdad y pobreza que se agravaron con la pandemia, sin permitir que nadie se aproveche de las causas sociales para beneficiarse de manera particular. Rechacemos vehementemente esa narrativa populista que no aporta, que se ha convertido en una seria amenaza para la democracia, y sigamos reactivando el país para así mejorar la economía.