Durante los años que he tenido el privilegio de desempeñarme como Senador de la República, siempre he buscado retribuir la confianza depositada por mis votantes, a través de una gestión transparente e incluyente, comprometida con el desarrollo social, económico y sostenible. Una premisa que cada día se arraiga más en mi vida y que hoy puedo decir: está respaldada por los hechos.

Enfrentando los grandes retos y desafíos que exige el desempeño de una productiva labor legislativa, he tenido el honor de poder entregarle al país, varias leyes que han contribuido al mejoramiento de la calidad de vida de los colombianos, el desarrollo económico, la protección del medio ambiente, entre otros. La más reciente fue la Ley de Transición Energética, sancionada el pasado mes de julio por el Presidente de la República, Iván Duque, con la que buscamos reducir esa gran brecha de acceso a la energía eléctrica que aún existe en algunas zonas del país, así como también, contribuir en la lucha contra el cambio climático y el fortalecimiento de nuestra matriz energética.

Esta ha sido una ley de gran orgullo para mí, por todo el trabajo que venimos realizando desde hace más de diez años, para promover el desarrollo de nuevas fuentes de generación de energía renovable no convencional en el país. Los resultados y el respaldo que recibimos con la primera ley de energías limpias que impulsamos en el 2014, nos motivaron a continuar cimentando este largo camino hacia la sostenibilidad energética, considerada hoy como el nuevo modelo a seguir en el mundo.

Otras iniciativas legislativas de nuestra autoría que han tenido un gran impacto Nacional son: la Ley antitabaco que estableció en Colombia los espacios 100% libres de humo; la Ley de vivienda militar que le garantizó a los miembros de las fuerzas militares y sus familias el acceso a una vivienda propia; la Ley de cadena perpetua para violadores de niños y niñas; el proyecto, que se encuentra a un paso de convertirse en Ley, que declara zona de interés ambiental, turístico y ecológico al Embalse del Guájaro en el departamento del Atlántico, por mencionar algunos ejemplos.

Además de un ejercicio de control político estudioso y transparente, desde mi curul en el Congreso de la República he promovido la participación de todos los sectores ciudadanos, con la convicción de que la construcción de país se debe dar escuchando todas las voces. Soy un demócrata creyente de que la transformación política, el desarrollo económico y la estabilidad social, se logran en unidad y a través de los consensos. Por ello, seguiré ayudando a generar cimientos fuertes para el sostén de nuestra democracia.

Hoy más que nunca, mi agenda como congresista está basada en trabajar por mejorar la educación, la salud, el empleo, el medio ambiente, los servicios públicos, la seguridad, la justicia, los derechos ciudadanos, y demás problemáticas que afectan a las familias colombianas. La expedición de nuevas leyes que nos permitan construir un mejor país, con una economía sostenible que haga posible el desarrollo social es uno de mis propósitos en el Congreso, a donde quiero llegar nuevamente para continuar aportando en la lucha contra la desigualdad y la pobreza.

Con el número 2 de la lista del Partido de la U empiezo esta nueva carrera al Senado, sin afanes que me hagan tropezar y con la madurez suficiente para mostrarle a los colombianos que a través de un ejercicio democrático transparente, inclusivo, de ideas y hechos, se puede unir al país.