La histórica cifra de la inflación del pasado mes de agosto revelada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), genera todo tipo de preocupaciones, muchas de ellas relacionadas con el impacto que tendrán estas continuas alzas sobre las familias más vulnerables del país, quienes ya resienten en sus bolsillos el fuerte golpe de esta preocupante tendencia.
Los datos poco alentadores, entregados por el DANE, revelaron que por primera vez en cuatro años, la inflación en Colombia sobrepasó el límite superior del rango meta del 4% del Banco de la República, alcanzando un 4,44%. Este aumento que fue impulsado principalmente por el incremento de los precios de los alimentos, categoría que registró un alza de 1,08%, evidencia los efectos causados por el paro nacional, el incremento en el consumo de los hogares colombianos, la elevada tasa de cambio representativa del mercado (TRM), entre otros.
Lamentablemente cada vez son más los alimentos de la canasta familiar que están quedando fuera del alcance de muchos hogares. Según el DANE, en el mes de junio el 27.9% de las familias colombianas pasaron a consumir sólo dos comidas diarias, una cifra que retrata el deterioro en el acceso a los alimentos que han sufrido los colombianos en medio de la pandemia, que llevó a más de 2 millones de hogares a prescindir de una de las comidas.
Con productos alimenticios que subieron en más de un 9%, el panorama de los próximos meses resulta inquietante debido a factores como el recrudecimiento del invierno, la escasez de insumos y la alta dependencia que se tiene al tipo de cambio. Algunos sectores han alertado sobre un retraso más allá del esperado en la corrección de los precios; por ejemplo la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) prevé que el precio del huevo, uno de los productos que más se valorizó en el país, solo se estabilizará hasta el 2022.
En sus pronósticos, los analistas del mercado estiman que la inflación este año cerrará por encima del rango meta del Emisor, por lo que se espera que para controlar el aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC), la junta del Banco de la República comenzará a subir la tasa de interés a partir de septiembre, cerrando este año en un nivel de 2,5%, lo que intensifica los interrogantes y las preocupaciones sobre la actual coyuntura.
La gran desigualdad en el país, acrecentada por la pandemia, está reflejada en todos los reportes. La fuerte presión que están viviendo millones de hogares debido a disminución de su capacidad de compra podría aumentar la pobreza multidimensional en el país, que el año pasado se elevó al 18,1% de la población. Una situación que debe ser contrarrestada, teniendo en cuenta que quienes se encuentran por debajo de la línea de pobreza están expuestos, hasta en casi dos puntos porcentuales, a una inflación mayor que los colombianos con altos ingresos.
Es urgente que el Gobierno Nacional defina nuevas medidas que conduzcan a bajar el precio de los alimentos, para que no se siga afectando el consumo de las familias más vulnerables y deteriorando su calidad de vida. Hay asumir con eficiencia y decisión los nuevos retos en torno a la inflación para diluir a tiempo sus fuertes efectos.