El Partido Social de Unidad Nacional es la fuerza que tiene la mayor capacidad para determinar el rumbo de la nación cuando decida cuál de los candidatos a la Presidencia de la República se merece sus votos y asuma éste, como condición y como parte de sus políticas, las estrategias de desarrollo que vamos a formular colectivamente para los próximos años.
No es, entonces, como lo han querido mostrar los émulos o adversarios, un partido en retirada sino, al contrario, una fuerza social y política a la vanguardia, que tiene como vocación situarse en el centro del espectro político para interpretar mejor a los colombianos en sus anhelos de unión y desarrollo social a partir de la paz, que es nuestra marca.
En la Asamblea Nacional del Partido de la U el pasado 20 de octubre tomamos la decisión de concentrarnos en la refrendación de las mayorías en las elecciones del Congreso, en marzo, e inmediatamente después decidir mediante los procedimientos estatutarios la opción presidencial. Es lo que más le conviene a Colombia.
Nuestro Partido ya tiene un legado, con solo doce años, es en ciertos aspectos superior a los partidos históricos en la consolidación de Colombia como nación de paz y prosperidad. Su fuerza en el Congreso, en las corporaciones y sus cuadros en los gobiernos han sido determinantes en estos años para alcanzar los altos niveles de paz, prosperidad y desarrollo integral, que el mundo le reconoce hoy a nuestra nación. Falta todavía mucho por alcanzar en la acción colectiva pero tenemos numerosos y en algunos casos excelentes logros que mostrar como partido, que es, como ningún otro en Colombia, factor de transformación sostenible. Quien no lo reconozca así, es un analista injusto.
Hemos tenido, como en todos los partidos, situaciones que nos afectan negativamente pero lo primero que debe considerarse es que todas las instituciones colombianas están siendo hoy sacudidas por cambios de época. Sin embargo, nuestro legado y nuestros propósitos nos ubican como una colectividad que merece la confianza de los colombianos para seguir con la mayor representación en el Congreso, nuestro objetivo en marzo.
Nos da fortaleza moral, en primer lugar, los logros alcanzados por Colombia en materia de pacificación con las fuerzas que acudieron al terrorismo o el narcotráfico y que contribuyeron a que murieran más de 200 mil personas y otras ocho millones resultaran víctimas de un largo conflicto que frenaba la economía y nos ubicaba entre las naciones de conflictos internos más absurdos. Las tasas de criminalidad asociada han bajado por efecto de los acuerdos de pacificación con las guerrillas y el sometimiento de los grupos criminales.
Colombia transforma sus políticas de sostén económico y social o desarrollo, así como sus presupuestos, hacia el humanismo teniendo como nunca antes objetivos como la desigualdad y la erradicación de la pobreza. Pugna por pertenecer al círculo de los países mejor gobernados y más prósperos. Es mirada con mayor respeto en los foros internacionales y reconocida como la nación que concretó los acuerdos de paz en circunstancias internas muy difíciles y ahora hace esfuerzos por honrarlos.
Nuestro partido decidió en su asamblea del viernes apartarse de la polarización a que son incitados los colombianos y más bien hacer honor a su nombre de agente de la unión por lo social. Son dos grandes objetivos universales. Me recuerdan lo que fue mi padre como protagonista de cambios en todo su recorrido político y como ciudadano. De ahí la profundidad de mi compromiso con el rumbo de mi partido.
En la asamblea del viernes el presidente Juan Manuel Santos, jefe natural, hizo un recorrido por todo lo que debe enorgullecernos como partido de cambio en democracia. Nos dio luces sobre los retos del siguiente tramo para la historia. Colombia ha sacado a cinco millones de sus habitantes de la pobreza en los últimos siete años pero faltan más y es muy importante que no haya retorno, de manera que la clase media siga creciendo como porcentaje de la población total. Además, que los ingresos personales y demás factores de medición modernos de pobreza sigan creciendo hasta ubicar al país entre las naciones más ricas. Hemos alcanzado a estar, y permanecemos, en la parte baja de los países más desarrollados, luego toca seguir creciendo para cumplir nuestras metas de nación próspera y sostenible. Los indicadores sociales todos son hoy más favorables que antes de emerger nuestro partido y se alcanzaron porque hemos tenido una alta incidencia con sus ideales y programas.
Las cifras están ahí para la discusión. Nos enorgullecen. Por eso tenemos la convicción de que los electores se sumarán a nuestras causas. Hemos demostrado capacidades para poner al Estado al servicio de los colombianos. Tenemos vocación para seguir engrandeciendo a nuestra nación.
La U se merece un lugar de preferencia en la mente y el corazón de los colombianos. Es un partido de logros, de buenos resultados, cuyo objetivo ha sido mejorar la condición de vida de la gente. Por eso su acción política se aleja de los extremismos, es persistente y de largo plazo. Se la ha jugado y se la seguirá jugando por lo trascendental para los colombianos, por eso ha contribuido a que nuestra nación tenga hoy las mejores posibilidades de su historia de ser un gran país. El desafío es seguir consolidando ese gran propósito.