La serie de fenómenos meteorológicos extremos que el planeta ha experimentado en los últimos meses, de manera intensa y agresiva, son la clara evidencia del enorme fracaso que está teniendo la humanidad en la lucha contra el cambio climático. La desconexión del hombre con la naturaleza nos está pasando una factura impagable que requiere de acciones urgentes para mitigar las graves consecuencias derivadas del calentamiento global.
El último informe científico presentado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (Ipcc) de Naciones Unidas hace un enérgico llamado de atención a la humanidad a controlar las emisiones de gases de efecto invernadero, que en poco más de una década podrían quebrar un límite clave de la temperatura global.
Esta sólida publicación, en la que se analizaron más de 14.000 artículos científicos, concluye que la actividad humana tiene una alta influencia en el calentamiento de la atmósfera, el océano y la tierra. También, sostiene que los cambios causados han alterado nuestros sistemas de soporte planetario de forma irreversible, en escalas de tiempo de siglos a milenios. Advertencias que deben ser atendidas, a nivel mundial, sin más dilaciones.
La gran devastación que, durante los últimos días han producido los múltiples focos de incendios en países como Turquía, Grecia, Italia, Bolivia, Brasil, Estados Unidos y España, confirma la dramática realidad que se avecina. Además de los desastres naturales de dimensiones sin precedentes que están dejando estas fuertes olas de calor; los huracanes, tormentas e inundaciones, también están causando trágicos eventos en todo el mundo.
Si bien Colombia es uno de los países que menos dióxido de carbono emite, es uno de los más susceptibles a los cambios drásticos del clima como el aumento de sequías o de lluvias. Según el índice de países de la Iniciativa de Adaptación Global (ND-Gain) de la Universidad de Notre Dame, Colombia ocupa el puesto número 84 entre los países vulnerables al cambio climático.
Un ejemplo de ello fue la destrucción que dejó el huracán Iota en su paso por San Andrés, Providencia y Santa Catalina, a finales del 2020.
Otra enorme amenaza asociada al calentamiento global que está afectando la zona costera colombiana es el aumento del nivel del mar (ANM), que tiene en alerta ambiental a varios municipios de la Costa Atlántica y Pacífica por las inundaciones y el incremento de la erosión costera. El panorama resulta más preocupante con la advertencia del Ipcc que señala que “los mares podrían elevarse por encima del rango probable, subiendo hasta 2m para fines de este siglo y hasta 5m para 2150”.
Aunque en los últimos dos años Colombia ha dado grandes pasos en la lucha contra el cambio climático con acciones contundentes como la reciente creación de la Ley 2099 de 2021 de Transición Energética, todavía hay un largo camino por recorrer para cumplir con las metas trazadas en el Acuerdo de París y aumentar la adaptabilidad de los ecosistemas a las condiciones climáticas cambiantes. Lograr un mayor compromiso y apoyo de todos los sectores económicos, políticos y sociales es indispensable para continuar avanzando en la protección del planeta y acelerar la transformación de nuestra matriz energética.
Disminuir la enorme huella de carbono que estamos dejándole a las futuras generaciones es responsabilidad de todos, no podemos continuar con los ojos cerrados mientras destruimos la tierra. Este es un llamado que debe ser atendido por cada gobierno y persona en el planeta, no hay excusas para seguir aplazando la implementación de nuevas acciones climáticas.
Publicado en: La República