La alerta que nos llega con la confirmación de la presencia de la variante delta del Covid-19 en Colombia, exige ponerle el acelerador al proceso de vacunación, así como motivar el reforzamiento de las medidas de bioseguridad en toda la población para evitar el relajamiento, que se suele presentar luego de los altos picos. Los rebrotes que se están manifestando en otros países son una clara advertencia que debemos atender, de manera inmediata, para no darle ventaja a esta nueva mutación del virus.
Impedir que se baje la guardia frente al autocuidado y derribar los mitos contra la vacunación, que existen en muchos sectores, serán dos de los grandes retos que tendrá que enfrentar el Gobierno Nacional para esquivar la llegada de un cuarto pico más severo, con la temida variante delta como protagonista. Completar los esquemas de vacunación de los ciudadanos, también será imperioso para contrarrestar los graves efectos de esta cepa.
Un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention - CDC) indica que la variante delta del Coronavirus es “mucho más transmisible que los linajes más antiguos, puede causar una enfermedad más grave y cuando causa infecciones en personas vacunadas, puede transmitirse tan fácilmente como cuando infecta a personas no vacunadas”, en otro aparte; el documento sostiene que las vacunas reducen el riesgo de enfermedad grave o muerte 10 veces y disminuye el riesgo de infección tres veces. Así como este, existen otros estudios que también demuestran los buenos resultados de las vacunas frente al delta.
En este escenario, las actuales cifras de personas mayores de 50 años que no se han vacunado en el país, generan gran preocupación. Según el Ministerio de Salud, alrededor de dos millones de personas entre 50 y 59 años no se han inmunizado y un millón de adultos mayores de 60 años tampoco han accedido al biológico. Debido al alto riesgo de esta población es crucial la implementación de estrategias para aclarar las dudas e inquietudes que se tienen respecto a la vacunación, y así evitar un incremento masivo de casos en los próximos meses.
Con las parálisis en las jornadas de inmunización por escasez de insumos en ciudades como Santa Marta, nos está ganando ventaja el virus. La desaceleración del proceso nos juega en contra, perder el ritmo de vacunación, que ha mejorado mucho en las últimas semanas, nos expone a la saturación de los servicios médicos. En este punto, es muy importante contar con una cadena logística rápida, que no dé espacio a que se presenten faltantes de biológico o la acumulación de inventarios.
Si bien el país ha avanzado en el Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19, todavía falta mucho para conseguir la inmunidad de rebaño, que se obtiene con la inoculación completa del 70% de la población. La respuesta positiva por parte de los jóvenes, quienes han acudido a los puntos dispuestos en las distintas ciudades y municipios, le ha dado un aire de optimismo al proceso que se realiza en el país.
Las fuertes características de esta variante como la alta carga viral y la propagación agresiva, hacen urgente la ampliación y el refuerzo de los sistemas de seguimiento con pruebas PCR en todo el territorio nacional. Expandir el alcance de los programas de vacunación, simplificar el agendamiento y aumentar el número de personas con las dosis completas son acciones claves para hacerle frente a este nuevo rebrote que se avecina.
Otro golpe a la economía nacional por cuenta de la pandemia sería devastador. La única certeza que tenemos en estos momentos es que la vacunación reduce el riesgo de hospitalización y muerte, por lo que se convierte en la ruta a seguir. Acelerar los esfuerzos, desde todos los sectores, para conseguir la inmunidad colectiva nos ayudará a salvar miles de vidas y evitar otra catástrofe económica.