Después de meses de trabajo, socialización y productivos debates, logramos la construcción de un sólido marco normativo para catapultar la transición energética en el país. Esta ley, que fue aprobada la semana pasada por el Congreso, abre las puertas a una era de desarrollo sostenible, a través de la adopción de nuevas fuentes de generación de energía renovable no convencional, la eficiencia energética y la movilidad sostenible.
El camino que trazamos hace unos años con la creación de la Ley 1715 de 2014, se irá consolidando con la puesta en marcha de esta nueva normativa, que se encuentra a la espera de la sanción presidencial. Además de mantener los beneficios tributarios y arancelarios a los proyectos de Fuentes No Convencionales de Energía, dispuestos en la primera ley, esta norma incentiva la utilización de vectores energéticos como el hidrógeno verde y azul, así como el desarrollo de la energía geotérmica.
Entre los pilares esenciales de esta ley están: impulsar la transición energética, dinamizar el mercado eléctrico y aportar a la reactivación de la economía. Para ello, será imperativo conducir al país hacia una transformación sostenible del sector energético, que disminuya la alta dependencia que tenemos de la energía proveniente de combustibles fósiles e incorpore a la matriz nuevas fuentes renovables no convencionales. Así contribuiremos de una forma más eficaz a reducir las emisiones de gases contaminantes y a disminuir los efectos del calentamiento global.
Para dinamizar el mercado, en la Ley de Transición Energética incluimos nuevas medidas que buscan agilizar los trámites y las licencias necesarias para el desarrollo de proyectos de este tipo. También, incorporamos disposiciones para incentivar el transporte con cero o bajas emisiones y procurar agilidad en los proyectos, con el propósito de garantizar la continuidad en la prestación del servicio público de energía eléctrica.
Establecimos nuevos lineamientos para el Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía, que fortalecerán su papel como multiplicador de recursos, catalizador del mercado y potenciador de desarrolladores e implementadores de soluciones de eficiencia energética. Asimismo, se estipuló la creación del Fondo Único de Soluciones Energéticas que sustituirá los fondos y programas actuales, con el fin de articular las diferentes fuentes de recursos para financiar nuevos planes, proyectos y programas de generación limpia.
En el desarrollo de los debates, donde como autor y ponente del proyecto de Ley tuve la oportunidad de escuchar a los congresistas y líderes del sector, realizamos varios consensos y ajustes a la iniciativa, entre ellos la inclusión de un nuevo artículo que establece que las empresas prestadoras del servicio de energía deberán asumir los costos asociados a la adquisición, instalación, mantenimiento y reparación de medidores inteligentes, por lo que de ninguna manera este costo podrá ser trasladado al usuario en la facturación o en cualquier otro medio.
Más de una década después de haber iniciado esta lucha por la incorporación de las energías limpias, logramos una nueva victoria con la aprobación de la Ley de Transición Energética, que estoy seguro se traducirá en grandes beneficios para todos los colombianos. Estamos satisfechos de entregarle al país una nueva ley que encenderá los motores de la revolución energética para seguir avanzando en la transformación a una matriz más segura, limpia, sostenible y diversificada.
Publicado en: La República