El positivo balance que venía presentando el país en la rehabilitación del modo férreo, podría quedar en jaque tras la parálisis en la que se encuentran, hace más de 20 días, los corredores Bogotá – Belencito y La Dorada – Chiriguaná. Llevándose al traste todo lo avanzado en la incipiente estrategia del Gobierno para la reactivación de la operación ferroviaria y la ampliación de la red intermodal de transporte.
Con la incorporación de los artículos 305 y 308 en el Plan Nacional de Desarrollo, que estableció importantes herramientas a nivel presupuestal para impulsar el modo férreo, despegó la apuesta del Gobierno por el renacer de los trenes en Colombia y con el posterior lanzamiento del Plan Maestro Ferroviario (PMF), en noviembre del año pasado, como instrumento de política pública para la definición de nuevos lineamientos, se trazó la hoja de ruta para la reactivación e integración del modo a la red de transporte nacional.
El crecimiento sin precedentes en la movilización de productos por medio de este modo, que según cifras de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) superaron, en los últimos dos años, las 198.000 toneladas de carga diferente al carbón a nivel nacional, da cuenta del significativo avance que se ha logrado en el transporte ferroviario. Sin embargo, la suspensión de la operación, desde hace más de 20 días, debido a la culminación del contrato de las obras de mantenimiento y conservación de la vía férrea, en dos de los corredores priorizados por el PMF, podría significar un retroceso para el sector.
En el corredor férreo La Dorada – Chiriguaná, que conecta el centro del país con los puertos del Caribe, se movilizaron durante el año pasado más de 41 mil toneladas, un incremento del 542% comparado con el 2019. Por su parte, en el de Bogotá – Belencito, que conecta a los departamentos de Boyacá y Cundinamarca con el interior del país, se transportaron más de 50 mil toneladas de carga en el 2020, con una frecuencia regular de tres servicios por semana. Se calcula que durante estos días se han dejado de transportar más de 4.000 toneladas de carga.
A este escenario se suman las denuncias de despidos de 700 empleados del consorcio Ibines, que hasta el 15 de abril fue el responsable de las obras de mantenimiento y conservación de los dos corredores. Pese a que la ANI anunció que: “el corredor Bogotá – Belencito seguiría operando cómo lo venía haciendo con el consorcio”, y desde diciembre de 2020 se abrió la licitación para seleccionar un nuevo contratista, las operaciones están suspendidas, dejando a la deriva a las empresas usuarias que le apostaron a esta logística de transporte, y a los cientos de trabajadores que laboran en la vía férrea.
Esta situación contradice los esfuerzos que se han venido realizando para apoyar la reactivación económica, a través de las ventajas competitivas del transporte ferroviario. Urgimos a la ANI a que agilice el proceso de definición del nuevo administrador, garantizando la contratación de los trabajadores que se encuentran afectados. Así como también, pedimos al Gobierno que amplíe a todos los sectores, la socialización del tan anunciado proyecto de Ley Férrea, con el que se busca definir las reglas para el desarrollo de dicha infraestructura. No podemos permitir que se detenga la reactivación de la red férrea nacional.
Publicado en Diario La República