JALONAR HACIA EL MISMO LADO

lunes, 03 de mayo de 2021 a las 07:00 AM Columnas

No es nuevo el malestar social que existe en nuestro país. El estallido presentado en los últimos días, refleja ese sentimiento de inconformismo, de años atrás, que no se ha logrado disipar, y que por el contrario se profundizan en medio de la crítica problemática sanitaria, económica y social, agudizada por la pandemia.

Siempre defenderé el legítimo derecho a la protesta pacífica, que está consagrado en la Constitución política, el cual se ha convertido en un valioso mecanismo de participación ciudadana. Sin embargo, el vandalismo y la violencia que se introduce en medio de las manifestaciones para desvirtuar la movilización y su propósito, siempre tendrá mi rechazo rotundo. Ese nunca será el camino correcto para direccionar a nuestro país.

Lamentamos que las jornadas de protestas, en algunas ciudades, hayan estado marcadas por la violencia y el vandalismo de grupos criminales que aprovechan para generar caos, con dolorosos saldos de personas inocentes muertas y cientos de heridos. A las pérdidas millonarias a causa de los daños y saqueos, hay que sumarle la tensión que crece en el país por el complejo panorama económico y las consecuencias que tendrán las aglomeraciones en el aumento del número de contagios para los próximos días.

Con una tasa de desempleo que, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el pasado marzo alcanzó el 14,2%, dos puntos más respecto al mismo mes del 2020, cuando se ubicó en 12,6%. Un aumento de cuatro puntos en los índices de pobreza extrema, que nos deja con 21 millones de pobres, borrando de tajo una década de progreso en ese frente, es más que justificado el descontento generalizado de los ciudadanos.

Los altos costos que sigue sumando la pandemia a la economía colombiana se trasladaron también al dólar, que esta semana subió $100,07, el promedio más alto del año, convirtiéndose en la cuarta moneda emergente más devaluada. Una señal preocupante, desencadenada por la incertidumbre y el pesimismo de la reforma tributaria, que también ha ubicado los costos de endeudamiento de Colombia en línea con los de países con calificación de grado especulativo.

Añadirle a este panorama, que abril fue el peor mes de la pandemia, con 10.000 fallecidos, un aumento dramático de muertes diarias, unidades de cuidados intensivos (UCI) colapsadas y un virus más agresivo, resulta aterrador. La nueva advertencia que lanzó la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el avance del covid-19 en Latinoamérica, señalando que muchos países se acercan a niveles máximos de casos diarios, junto al reporte de que Colombia es el tercer país de Latinoamérica con mayor número de contagios de covid-19, detrás de Brasil y Argentina, es un campanazo que debemos escuchar para evitar que el virus se siga propagando de forma masiva.

Desde antes que fuera radicada en el Congreso de la República la reforma tributaria, se empezaban a escuchar las primeras voces de descontento frente a las posibles propuestas que serían incluidas, a pesar de esto el Ministro de Hacienda, tapó sus oídos y decidió presentar un proyecto de ley agresor de la clase media colombiana. Pero el nuevo anuncio del presidente Iván Duque de retirar el texto radicado, que atiende a ese clamor de la población y su resistencia a la reforma, se convierte en un importante giro que marcará el nuevo destino del país.

La voluntad de los distintos sectores de construir un nuevo texto de reforma tributaria junto a la disposición del Gobierno y el Congreso, permitirá que se empiece a allanar el terreno para concertar un nuevo proyecto de ley de frente al país, que convoque a los partidos políticos, los gremios, los empresarios y demás órganos del Estado a buscar un acuerdo nacional equilibrado, que promueva la estabilización fiscal y respalde las políticas sociales.

El preocupante balance que nos dejó el pasado mes de abril en materia social, económica y de salud exige un máximo compromiso por parte de todos. Estamos en un momento decisivo para la construcción de una economía sólida y estable que nos permita salir de la crisis en la que nos encontramos, es hora de unirnos para sacar adelante a nuestro país, no hay otra forma, todos tenemos que jalar hacia el mismo lado, el de los colombianos.