Sigue pasando el tiempo y aún continuamos con la incertidumbre del desabastecimiento de gas para los próximos años, con el agravante de que las estimaciones son cada vez más reducidas. En esta ocasión, la alerta la emitió la Contraloría General de la República, al publicar un estudio en el que señala que desde el próximo 2021, Colombia perderá su autosuficiencia en gas natural.
Tener que recurrir a la importación de gas en un periodo tan cercano impactaría de manera negativa la economía de millones de familias colombianas y de todos los sectores del país. La implicación económica que traería consigo la compra de este hidrocarburo en el exterior, además de generar un nuevo malestar social por los incrementos en las facturas de energía y gas, pondría en entre dicho los planes de transformación energética del Gobierno Nacional, que tendrían un gran retroceso por la perdida de la confiabilidad en el actual sistema.
El gas natural se ha convertido en el respaldo principal de nuestro sistema eléctrico, al compartir la matriz con otras fuentes de energías convencionales y no convencionales, este combustible se ha vuelto fundamental para la transformación energética del país. El hecho que estén escaseando sus reservas es contradictorio justamente cuando se ha demostrado el gran potencial que tenemos en el Caribe costa afuera.
De acuerdo al informe, en el que la Contraloría realiza una evaluación de la perspectiva del sector, en el corto y mediano plazo, el país al no contar con una infraestructura de respaldo para atender la demanda de gas natural en términos de seguridad y confiabilidad, se encuentra próximo a llegar a un déficit en la oferta. Lo anterior, producto de los retrasos de proyectos que deberían estar respaldando la demanda de gas como la entrada en operación de la Regasificadora del Pacifico; además del descenso sostenido de las reservas en las fuentes de la Costa Atlántica; los lentos resultados de la exploración y explotación; la desarticulación en los procesos del Ministerio de Minas y Energía, la UPME, la ANH y la CREG, entre otros.
Es realmente cuestionable que las entidades que deberían impulsar el desarrollo del sector, sean las que tengan una de las mayores responsabilidades en este desabastecimiento, tal y como lo sugiere la Contraloría cuando señala que: “Estas debilidades en el control y coordinación ocasionan retrasos en la entrada de operación de los proyectos, como es el caso de la planta regasificadora (del Pacífico), lo que aunado a la ocurrencia simultánea de un escenario de perdida de auto suficiencia, generaría un déficit en el balance oferta demanda con sus consecuentes implicaciones en el precio del gas natural y las tarifas de energía eléctrica, afectando a los usuarios más vulnerables”.
Mientras que la demanda sigue creciendo, llegando casi a los 10 millones de usuarios de gas natural en el país, los gremios siguen discutiendo acerca del año en el qué se dará el desabastecimiento de gas. Algunos dicen que es posible que para el 2021 no se alcance a cubrir la demanda, tal y como lo anuncia el estudio de la Contraloría, otros dicen que el sector se ha reactivado y podremos seguir manteniendo nuestra autosuficiencia en gas, lo que si es cierto es que no deberíamos estar haciendo estas cuentas, al ser un país con recursos naturales suficientes para atender nuestra propia demanda.
La incertidumbre que estamos viviendo hoy, es producto de la falta de reacción y acción por parte de los Gobiernos anteriores, que no han marcado una clara ruta para el futuro del gas natural en Colombia. Desde el año 2012, he solicitado incansablemente que se priorice en la agenda nacional este tema; urgiendo la construcción de la Planta de Regasificación en el Pacífico, la implementación de nuevos proyectos de exploración y producción de hidrocarburos, la activación de las actividades exploratorias offshore y la reestructuración de la Comisión de Regulación de Energía y Gas, Creg, que ha sido una de las causantes de la inestabilidad energética del país.
Que estemos a puertas de la escasez en las reservas de gas natural es una noticia lamentable y preocupante, teniendo en cuenta la costumbre de este Gobierno de cargar a los usuarios con nuevos cobros. Esta inminente crisis debe abrirnos los ojos sobre la urgente necesidad que tenemos de utilizar la técnica de Fracking de manera responsable para que a través de la extracción de gas y petróleo del subsuelo mantengamos la autosuficiencia energética de Colombia.
El Gobierno Nacional no debe claudicar en la búsqueda de soluciones para revertir esta crisis, necesitamos un compromiso de todos los sectores para que entre todos logremos soluciones con las que se pueda garantizar el abastecimiento energético del país en el corto plazo, mientras se aceleran y destraban los procesos de exploración y producción de gas, que permitan aumentar las reservas en el largo plazo.