En los últimos días se ha agitado el debate en torno a si los animales en Colombia deben ser sujetos con derechos como los seres humanos. En un hecho histórico, por primera vez en el país, la Corte Constitucional discutió un Habeas Corpus a favor de un animal, el oso andino “Chucho”. Un tema que generó distintos puntos de vista pero que abrió un nuevo capítulo en un debate que, sin duda alguna, debe darse, escuchando a todas las partes de manera objetiva y evitando posturas radicales.
Un debate de este nivel, sobre estos asuntos, era impensable unos años atrás pero hoy, la discusión constitucional del caso del oso “Chucho” en un foro magistral, nos demuestra la nueva mirada y reflexión que reclaman los animales como habitantes del planeta. Independientemente de la decisión que anuncie la Corte, ya resulta de gran avance los recurrentes brotes de estas discusiones en nuestro país atendiendo el reclamo social en torno a los animales.
Por otro lado, también fuimos testigos de un fallo sin precedentes en favor de los animales, con la condena a 15 meses de prisión a Juan Sebastián Toro, expiloto de motos de rally, quien hace cuatro años en medio de una discusión asesinó de un disparo a “Príncipe”, el perro de una familia. Un hecho, que aunque lamentable, catapultó el nuevo referente frente a los derechos para los animales en Colombia.
Separados de las posibles posturas ante estos dos casos, en lo que si concurrimos la mayoría de los colombianos es en el deber de proteger a los animales de los abusos y malos tratos del hombre, ningún animal puede ni debe ser sometido a tratos crueles. Es por eso que he venido manifestando a través de mis redes sociales, mi apoyo al proyecto de ley 264 de 2019 Senado, que prohíbe las pruebas con animales en la elaboración de productos cosméticos, de aseo y absorbentes, con este proyecto vamos a impedir que hacia el futuro en Colombia se sigan realizando testeos con animales.
En nuestro país urge la creación de un marco normativo integral de conservación de la fauna, hoy el turno es para prohibir el testeo animal, así como la venta de productos probados en ellos. Actualmente, no contamos con una normativa que regule la producción y elaboración de productos cosméticos, de aseo y absorbentes con pruebas animales por lo que requerimos una medida absoluta que le ponga freno a esta forma de explotación animal.
Según la Andi, en el año 2018 la industria de cosméticos y de aseo en el país superó los cinco mil millones de dólares, consolidándose como un potencial mercado para impulsar la economía nacional. El crecimiento y demanda de este tipo de productos cosméticos nacionales exige la activación del legislativo para garantizar la protección e integridad de los animales y promover una industria reconocida a nivel mundial por sus buenas prácticas.
Aunque sin duda alguna, los animales son sujetos con derechos, la discusión jurídica para su integración al marco normativo todavía tiene un largo camino por recorrer, en lo que sí procuraremos avanzar apresuradamente es en impedir que se sigan maltratando a los animales en la ciencia a través de pruebas crueles con fines económicos. Desde la Comisión Quinta del Senado, vamos a defender éste proyecto de ley, que en los próximos días recibirá su tercer debate de los cuatro que exige la ley 5 de 1992.
Aplaudo que por fin en nuestra sociedad se esté despertando esa conciencia ciudadana frente al trato y respeto por los animales de todas las especies porque para crecer como sociedad es fundamental la protección de todos los seres vivos en condiciones de igualdad.