El aumento exponencial que se ha registrado en el uso de cigarrillos electrónicos y “vapeadores” en los últimos años, ha encendido las alarmas en todo el mundo, sobre todo porque se ha convertido en una preocupante tendencia entre los adolescentes. Una realidad que nos ha llegado de golpe y que se debe atender con nuevas normas para evitar el incremento de enfermedades y adicciones.
Atendiendo a la necesidad de regular el uso de cigarrillos electrónicos en Colombia, presentamos ante el Congreso de la República nuestro Proyecto de Ley No. 174 de 2018 Senado en el que proponemos actualizar la Ley Antitabaco (1335 de 2009) para que se adecúe a las nuevas necesidades que han surgido desde su expedición, ya que para la época en la que se promulgó no se habían masificado como hasta ahora, el uso y la distribución de Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) y de Sistemas Similares Sin Nicotina (SSSN).
La discusión acerca del uso de cigarrillos electrónicos y “vapeadores” se encuentra lejos de lograr un consenso debido a las distintas creencias que se han generado acerca de su consumo. Si bien el humo que se libera por medio de estos dispositivos contiene un menor número de sustancias tóxicas frente al cigarrillo tradicional, diversos estudios han demostrado que existen efectos adversos en la salud de quienes los utilizan y también de quienes inhalan el humo o vapor de manera involuntaria porque además de la nicotina, las sustancias utilizadas para vapear pueden contener plomo, tolueno, formaldehído, cadmio y acetaldehído, entre otros tóxicos.
Aunque son desconocidos los efectos que a largo plazo pudieran tener los cigarrillos electrónicos sobre la salud, estudios como el de la Universidad de Boston confirman que el vapor de los cigarrillos electrónicos contiene toxinas que han sido identificadas como dañinas para las células humanas, al punto de que se considera peligroso recomendar este tipo de sustitutos como parte de las terapias para dejar de fumar.
Dada la forma de comercialización de los sistemas electrónicos de administración de nicotina, es muy fácil para los niños y adolescentes adquirir estos dispositivos a través internet, lo que ha facilitado su popularidad entre los menores, exponiéndolos también al uso de drogas por la posibilidad que brindan estos vapeadores de insertar distintos tipos de sustancia, ya sean legales o ilegales.
Por lo anterior, dentro de este proyecto de ley se ha incluido un artículo para prohibir la venta directa o indirecta de productos de tabaco y sus derivados, en cualquiera de sus presentaciones, a menores de edad. De igual manera, se prohíbe el uso de máquinas expendedoras o dispensadores mecánicos de productos de tabaco, cigarrillos y sus derivados en lugares y puntos de venta en los cuales hay libre acceso de los menores de edad, exigiendo que se garantice que los productos de tabaco no sean accesibles desde los estantes al público sin ningún tipo de control.
En cuanto al uso de cigarrillos en espacios abiertos y cerrados, este nuevo proyecto de ley amplía la restricción de fumar cualquier tipo de cigarrillos en áreas públicas como: parques públicos, bienes comunes de uso exclusivo y zonas comunes de unidades residenciales bajo el régimen de propiedad horizontal.
Este proyecto de ley que se encuentra cursando su trámite en la Comisión VII del Senado ha contado con el respaldo de los Senadores de dicha comisión, quienes en su primer debate enriquecieron el articulado del proyecto de ley con sus valiosos aportes y juiciosa discusión. Esperamos que para mañana martes, este proyecto de ley que tanto necesitamos en Colombia, sea aprobado para que continúe su debate en la Cámara de Representantes.
Teniendo en cuenta que todas las formas de consumo de tabaco son nocivas, incluidos los nuevos sistemas electrónicos de administración de nicotina, se hace imprescindible que estos nuevos sistemas de fumado y vapeo estén sujetos a las medidas normativas y reglamentarias aplicadas a todos los demás productos de tabaco y que además se establezcan normas claras para prevenir los daños a la salud de los menores de edad, la población no fumadora a través de políticas públicas para la prevención del consumo del tabaco y el abandono de la dependencia del tabaco del fumador y sus derivados en la población colombiana.