En su momento acompañé al Presidente Álvaro Uribe porque consideré que era quien mejor podía encarnar los principios de la seguridad democrática.
Respaldé al Presidente Juan Manuel Santos en su propósito de paz y considero que bajo su dirección el país ha llegado a buen destino dentro de esa tarea.
Hoy creo que Colombia necesita un candidato presidencial que le construya una nueva ilusión.
Quien gobierne al país en el periodo 2018-2022 debe ser un líder capaz de velar por la vida, bienes y honra de los colombianos, como lo ordena la Constitución Política nacional.
Al mismo tiempo debe garantizar la paz con el apoyo insustituible de las Fuerzas Armadas y la estructuración de un plan de inversión pública que encienda el interés empresarial doméstico y extranjero, e incentive el desarrollo social como base de la erradicación de la pobreza, y la creación de un clima de equidad y justicia.
En ese contexto, pienso en un candidato presidencial que una, no que divida al país. Me parece inapropiado creer que hay buenos o malos colombianos por apoyar o no la paz.
La paz es un hecho irreversible, nuestro pueblo no quiere más guerra. Teniendo en cuenta esa premisa, podemos afirmar que la paz no requiere partidos que la defiendan, porque la reconciliación entre los actores del conflicto se defiende sola si la guerrilla cumple con la entrega de armas, declara sus bienes y procede con la reparación de las víctimas.
Es claro que si la guerrilla no cumple, se tienen que utilizar todas las herramientas que nos permite la Constitución para que no se repitan los crímenes que la subversión practicó durante años, perpetrando masacres, ejerciendo el narcotráfico, y cometiendo delitos de lesa humanidad.
Hoy quiero decirles a mis amables lectores y fieles compañeros de actividad política, que el candidato que quiero apoyar es uno que nos hable de cómo vamos a solucionar el gran problema de seguridad que significa la delincuencia organizada en las ciudades y zonas rurales.
Respaldaré al candidato que ponga en marcha la activación de la economía en el hogar, genere trabajo e incentive el consumo en las familias.
Trabajaré de sol a sol y de luna a luna, de lunes a domingo, con el candidato que nos plantee el reencuentro con la devoción escolar para que nuestros jóvenes tengan nuevas oportunidades a través de una educación pública y privada de calidad en todos los niveles, desde el preescolar hasta la universidad, promoviendo además las especializaciones, las maestrías y los doctorados, así como el buen desempeño técnico y tecnológico, porque en el aprendizaje y el conocimiento toda sociedad tiene el punto de partida hacia la grandeza.
El perfil del candidato que quiero apoyar está representado en un ser joven de espíritu y de ideas. En una frase, necesitamos un candidato que le dé, que le construya una nueva ilusión a Colombia.
En este momento he decidido no participar en ninguna coalición para la paz. El partido Social de Unidad Nacional, La U, debe llevar candidato propio y no debe participar en ninguna consulta interpartidista.
No me atraen candidatos como Humberto de la Calle ni Roy Barreras. Los respeto en sus dignidades y logros personales, pero hasta ahí.
Estoy convencido de que nuestro candidato debe ser el punto de unión de la derecha, el centro y la izquierda de los colombianos y en mi opinión esa figura que reúne tal virtud y lo demás enunciado, está muy bien reflejada en el exministro y exembajador de Colombia en Estados Unidos, Juan Carlos Pinzón. Por favor escríbame a jname@josename.com