El que sería el mayor proyecto hidroeléctrico en la historia de Colombia solo ha dejado hasta ahora graves e irreparables consecuencias sociales, económicas y ambientales, que no serán fáciles de superar en el corto plazo. Las emergencias y los tropiezos del fallido proyecto de Hidroituango también se están sintiendo en la Costa Caribe.
La incertidumbre a causa de las dificultades que enfrenta el proyecto y los retos de las cambiantes condiciones climáticas que se creían mitigados, han impedido garantizar el salvamento y la recuperación de la inversión de esta megaobra, que no ha logrado iniciar la labor para la que fue diseñada: generar el 17% de la energía del país.
La compleja situación de Hidroituango le ha sumado, a la ya grave crisis que vivimos con Electricaribe, otra nueva dificultad por cuenta de los retrasos de su entrada en operación, que se suponía debía aportar 3.460 GWh (26%) a la demanda de energía de la Costa Caribe durante el año 2019. Razón por la cual Electricaribe, inició desde el año pasado una infructuosa convocatoria para comprar energía.
Y es que pese a los ruegos que Electricaribe le ha hecho a las grandes generadoras para que le vendan la energía a un “buen precio”, en las convocatorias no ha recibido ofertas que le permitan asegurar el suministro que se requiere para este año en la Costa, lo que, inevitablemente, terminará afectando a los usuarios de la región, porque con la compra de energía en bolsa las tarifas podrían aumentar entre un 16% y 30% para el usuario final.
Aquí es donde se materializa la popular la frase: "Al caído caerle" porque no siendo suficientes los problemas que ya tenemos con el deficiente servicio de energía eléctrica en la Costa, también debemos ahora ser las nuevas víctimas de las generadoras que por muchos años han mantenido el monopolio de la energía y que se aprovechan de este tipo de situaciones para seguir lucrándose.
La generación de energía en el país es el millonario negocio de unos pocos, quienes fijan el precio de la electricidad ya que nuestro mercado se comporta como un “mercado de oferta”, donde quienes determinan el precio (y producen la energía) calculan, a su conveniencia, factores como la incertidumbre que hoy embarga a todos los colombianos debido a elementos desestabilizantes como la inoperancia de Hidroituango, la crisis de Electricaribe, el fenómeno del niño y por si fuera poco, la inflación, resultando en precios muy altos de energía.
El fuerte fenómeno del niño anunciado para este año nos ubica frente a un preocupante panorama en el que se afectaría el bolsillo de todas las familias de la región Caribe. Esta lamentable situación es también consecuencia de la errada decisión de Electricaribe de comprarle energía a EPM bajo un esquema sin garantías. Sin olvidar el empujón que también dará el aumento en los precios del servicio de energía eléctrica ocasionado por la inflación, ya que los estudios realizados mostraron que la mayor variación entre los bienes regulados la tuvo el servicio de energía eléctrica, que aumentó 8,82% y que la ciudad más afectada con el alza fue Barranquilla, otra vez por culpa de Electricaribe.
Aunque los anuncios de la Ministra de Minas y de la Agente Especial de Electricaribe, han sido en el sentido de blindar a la empresa y a los usuarios del aumento en las tarifas, la realidad que estamos viviendo nos indica que se avecina lo que he advertido desde el año pasado: que habrá una inminente alza en los recibos de energía. Estamos en esta situación porque la empresa no ha tenido una buena administración y tampoco ha actuado de manera preventiva para evitar que esta responsabilidad se le traslade a los bolsillos de los usuarios de la región.
El Gobierno Nacional debe intervenir ante los generadores para que se llegue a un acuerdo de un mejor precio de venta de energía, y así no se afecten más a las familias de la Costa.
No puedo dejar de mencionar que las energías renovables son la solución para problemas como éste, causados por la hidrodependencia, y es que desde la sanción de la Ley 1715 de 2014 las fuentes de producción de energías limpias son a costos más económicos tanto para el inversionista como el usuario final, además de tener una relación más amable con nuestro medio ambiente, caso contrario al de Hidroituango que hoy solo deja un hueco en la economía y en el ecosistema antioqueño.
Qué otras señales necesita el gobierno nacional para aceptar de una vez por todas que las hidroeléctricas son obsoletas, pertenecen al pasado y no pueden seguir siendo concebidas como la principal fuente de energía para el país? porque además de generar irreparables afectaciones a los ecosistemas que los rodean, son totalmente sumisas a los efectos del cambio climático.