ROMPER EL ESTANCAMIENTO COMPETITIVO DE BARRANQUILLA

miércoles, 12 de noviembre de 2025 a las 07:00 AM Columnas

Los resultados de la ciudad de Barranquilla en el Índice de Competitividad de Ciudades (ICC) 2025, realizado por el Consejo Privado de Competitividad (CPC) y la Universidad del Rosario, merecen un análisis introspectivo y crítico alejado de la narrativa superficial que mira solo un lado de la ciudad, y que hoy nos mantiene en el grupo de ciudades que aunque son competitivas y con visibilidad, a nivel nacional no destacan con un desempeño integral.

Este año, el resultado de desempeño de Barranquilla, con un 5,82, la volvió a ubicar en la octava posición, por debajo de Bogotá, Medellín, Tunja, Cali, Manizales, Bucaramanga y Pereira. Si bien la ciudad mantiene su posición, el estancamiento de su puntaje sugiere un rezago frente a otras ciudades capitales y las catalogadas como intermedias, que vienen ganando terreno, por su desempeño emergente en innovación, sostenibilidad, competitividad y buena gestión pública.

En esta edición, el ICC evaluó 92 indicadores en 13 pilares, entre ellos adopción de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), la cobertura y calidad de los servicios de salud y educación, el dinamismo del mercado laboral y el acceso al sistema financiero. La radiografía para Barranquilla la destaca en el pilar de instituciones en el que escaló 4 posiciones desde la última medición, ubicándola en el sexto puesto. Esto refleja una mayor eficiencia administrativa, transparencia y estabilidad en la gestión pública.

En el pilar de adopción TIC presentó un avance marginal de 5,59 (puesto 11), insuficiente frente a los desafíos de digitalización y conectividad que exige la actual economía. También, presentó una ligera mejora de un puesto en educación básica y media con 6,68, puntaje que da cuenta del gran reto estructural en la calidad educativa que tiene la ciudad. Solo el tamaño del mercado con 6,84 y sofisticación y diversificación con 8,89 aumentaron una posición entrando en las cinco primeras ciudades del país destacadas en dichos pilares estratégicos.

En infraestructura y equipamiento, con 4,45 mantuvo la posición 10, lo que indica amplias brechas en transporte, movilidad y servicios urbanos. En sostenibilidad ambiental, conserva el lugar 15, confirmando que la ciudad enfrenta retos en gestión de residuos, calidad del aire, eficiencia energética y adaptación al cambio climático, que pueden afectar su reputación y atractivo futuro. En entorno para los negocios, con 6,43 permaneció en el 5, uno de los puntos fuertes de Barranquilla, su ubicación geoestratégica, infraestructura portuaria y clima empresarial fortalecen este pilar.

Por otra parte, el mercado laboral con 5,73 se ubicó nuevamente en el puesto 18. Un estancamiento que refleja la persistencia de amplias brechas de empleabilidad, y altas tasas de desempleo e informalidad. En cuanto a innovación, con un 3,18 en el puesto 11, el nivel continúa siendo bajo en este pilar, confirmando que no se ha logrado consolidar un ecosistema de innovación sólido.

El deterioro que se presenta en salud con una baja de 8 posiciones, que si bien la ubica entre las diez primeras, revela un retroceso en el ranking, que nos está restando competitividad en la atención primaria y hospitalaria. La leve caída y el puntaje por debajo de 5 en educación superior y formación para el trabajo muestran que hay un desfase entre oferta académica y demanda laboral. Otra alerta se presenta en el pilar de sistema financiero, con una caída de cuatro posiciones que sugiere menor acceso o dinamismo en servicios financieros, lo cual puede obstaculizar el crecimiento de pymes y emprendimientos.

Como en 2024, la calificación de la ciudad sigue siendo deficiente e incongruente con su crecimiento económico y desarrollo de los últimos años. Barranquilla a pesar de contar con una estructura económica sólida, no ha logrado consolidar mejoras sostenidas en varios pilares estratégicos que le siguen restando competitividad.

El principal desafío es romper el estancamiento mediante políticas públicas y estrategias privadas que integren educación, innovación y productividad, se debe reformular la estrategia de competitividad para impulsar una nueva fase de crecimiento competitivo y sostenible, que lleve a Barranquilla a destacarse como ciudad integral.