Cuando una ciudad se expande, son muchas las necesidades que se derivan y si no se adoptan las soluciones a tiempo, el caos termina apoderándose de la vida cotidiana. Es lo que ha ocurrido en Barranquilla, donde la falta de planeación urbana y de una visión a largo plazo por parte de sus administraciones han conducido a un colapso progresivo en la movilidad, un problema que, lejos de resolverse, empeora con el paso de los años.
Mientras la ciudad se centraba en otros temas, las autoridades locales se desentendieron de la problemática de la movilidad urbana, dejando el asunto a la topa tolondra. El crecimiento demográfico y la expansión territorial de Barranquilla en los últimos años ha traído consigo un aumento del parque automotor y una sobrecarga en las principales arterias viales, agudizando los problemas de congestión vehicular especialmente en las horas pico, situación que no solo afecta la calidad de vida de los barranquilleros, sino también la eficiencia de la ciudad en su conjunto.
Barranquilla actualmente ocupa el primer lugar a nivel mundial en cuanto a congestión vehicular, según el informe del Índice de Tráfico de TomTom que analizó la movilidad urbana en 387 ciudades de 55 países. De acuerdo con la investigación, los barranquilleros pierden aproximadamente 130 horas al año en trancones, lo que la posiciona como la ciudad con mayor tiempo perdido en tráfico en todo el mundo. Este preocupante hito refleja la gravedad de la crisis de movilidad en la ciudad.
La falta de un sistema de transporte público eficiente y bien conectado, aspectos de los que carece el Transmetro, así como la insuficiente infraestructura vial para hacer frente a un parque automotor en constante crecimiento, han contribuido a empeorar el problema. La ausencia de políticas públicas contundentes y de largo plazo para ordenar el tránsito ha dejado a la ciudad en una situación insostenible, no existe una correcta planificación en términos de la circulación de vehículos. Al salir a las calles, se confirma que las soluciones implementadas en estos últimos años han sido superficiales y no han abordado el problema de raíz.
El tema de la movilidad es él apaga y vámonos de la Secretaría de Tránsito, que antes de planear soluciones puntuales y coherentes frente al caos actual, se dedica a ejercer funciones sancionatorias de manera indiscriminada. Con escasos procesos de cultura ciudadana. De allí el malestar de la comunidad ante la instauración de comparendos por doquier y la instalación de cámaras de velocidad en esquinas estratégicas de la ciudad.
Es urgente que la Alcaldía reconozca la movilidad como una prioridad en su agenda de desarrollo urbano y que implemente soluciones concretas para reducir los tiempos de desplazamiento, como la ampliación y mejora del sistema de transporte público, la construcción de nuevas vías y la promoción de sistemas de movilidad alternativos, como las bicicletas y los vehículos eléctricos. Los barranquilleros exigen que esta problemática sea abordada con seriedad, visión y la voluntad política necesaria para garantizar una ciudad más habitable y funcional para todos, de lo contrario Barranquilla seguirá siendo la capital mundial del caos vehicular.