En situaciones de emergencia como la que se ha presentado en el municipio de Mocoa, capital del departamento del Putumayo, es cuando uno se da cuenta el tiempo que ha perdido el país respecto de los avances en materia de energías limpias.
Ocurre esto a pesar de existir desde hace tres años la ley 1715 de mi autoría, con la cual se creó el marco legal requerido para poner en marcha una estrategia de desarrollo energético, basada en recursos naturales renovables.
Se trata de un instrumento legislativo acorde con los tiempos de prevención frente al cambio climático, el Acuerdo de París y el suministro de fuentes confiables a una comunidad golpeada durante mucho tiempo por los altos costos de la energía hidráulica y/o térmica.
Si el Ministerio de Minas y Energía, la Unidad de Planeación Minero Energético, Upme; la Comisión de Regulación de Energía y Gas, y el Departamento de Planeación Nacional, hubiesen sido más diligentes con lo que les correspondía en el marco de sus competencias y responsabilidades, muchas regiones del país como Mocoa podrían garantizar con las energías limpias un abastecimiento oportuno, económico y permanente.
La instalación de una infraestructura fácil de montar en cinco días y una inversión de módico costo, le habrían permitido superar a Mocoa casi que de manera inmediata la oscuridad en la que quedó sumida como consecuencia de la avalancha que causó la muerte a más de 300 de sus pobladores, entre ellos más de cien niños.
De haberse previsto antes en la región el desarrollo de las energías limpias, Mocoa habría podido reaccionar con mayor eficiencia frente a la magnitud de la tragedia y los sitios de salud así como los albergues no habrían padecido lo que han sufrido por carencia del fluido eléctrico.
Por este motivo en carta que le dirigí la semana pasada al Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón y a los Ministros de Hacienda y de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas y Germán Arce Zapata, respectivamente, llamé su atención para decirles que el Fondo de Energías Renovables y Gestión Eficiente de la Energía, Fenoge, dispone de más de 33 mil millones de pesos para resolver el problema de suministro eléctrico a Mocoa, Putumayo, con energía solar.
Conviene señalar que los dineros corresponden en 27 mil millones de pesos al recaudo efectuado en el 2016 y en 6 mil millones al del 2017, destinados al fondo que creó la Ley 1715 de energías limpias para financiar el desarrollo de las renovables en Colombia. Con soluciones fotovoltaicas en las viviendas de la ciudad de Mocoa, las viviendas cuentan ipso facto con el servicio de energía eléctrica.
En virtud de las Leyes 1715 de 2014 y 1758 de 2015 “Plan de Desarrollo” y de la Resolución 232 del 18 de diciembre de 2015 de la Creg, desde el 1 de enero de 2016 se recauda $1,90 por cada kilovatio hora despachado, de los cuales $0,40 deben ser destinados para financiar el Fenoge, Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía.
Según la información suministrada por el Ministerio de Minas y Energía, este recaudo en 2016 superó los $120 mil millones y obtuvo rendimientos financieros cercanos a los $8 mil millones. Por lo cual, insisto, se tendrían disponibles para el Fenoge alrededor de $33 mil millones ($27 mil millones del recaudo del año pasado y $6 mil millones de lo recaudado en este año).
Lo más increíble de todo es que a pesar de su recaudo, los dineros no se han podido utilizar en lo que dice la ley porque aún el Gobierno Nacional no ha reglamentado el Fenoge. Se trata de recursos que tienen una destinación específica y por esta razón no le es permitido a la Rama Ejecutiva destinarlos a otros usos.
He sugerido aprovechar que la Presidencia de la República cuenta con facultades extraordinarias, para destinar estos recursos a la solución eléctrica de la ciudad de Mocoa y sus zonas de influencia. Muy respetuosamente propuse incorporar y reorientar los precitados $33 mil millones para otorgar soluciones fotovoltaicas en las viviendas de la ciudad de Mocoa que están todavía sin el servicio de energía eléctrica.
La experiencia traumática de Mocoa nos debe servir para acelerar todo lo relacionado con las energías limpias en Colombia, especialmente en aquellas zonas vulnerables sujetas a riesgos por fenómenos naturales.
Además, las energías limpias constituyen una magnífica opción para llevar el servicio eléctrico a aquellas zonas de la Costa Caribe que en un 42 por ciento dependen del subsidio que paga el Estado a los distribuidores para contar con luz.
Tenemos los recursos naturales y la tecnología disponibles para no retrasar más el desarrollo de las energías limpias. Lo que nos hace falta es mayor voluntad política para hundir el acelerador. Por favor escríbame a jname@josename.com